El cine indio, más interesante de lo que pudiera parecer, ofrece sorpresas como este filme, que comienza en los Juegos de Berlín de 1936 y culmina con la final del torneo olímpico de hockey en los Juegos de Londres de 1948.

Para un espectador occidental puede resultar un tanto simplista y previsible, además de absurdamente patriotera, y le pueden sobrar los consabidos números musicales, pero si uno accede a disfrutarla sin hacerse demasiadas preguntas sin duda pasará muy buen rato, ya que las casi dos horas y media que dura pasan en un suspiro.

Creíbles interpretaciones, buen ritmo sin resquicio para el aburrimiento, aceptables efectos digitales, dignas ambientaciones históricas... sin duda Gold merece que se dejen los prejuicios a un lado y se le dé una oportunidad.