Sigo sin poder aguantar al tipo este, Will Ferrell, que será muy aclamado y gracioso en los U.S.A., pero para un servidor resulta igual de gracioso que el chistoso atontado del bareto de la esquina, pero siempre hay que dejar la opción de que la culpa de ello la tengan los guionistas... ¿no?.

Sobre la película, bastante decorado resultón, bastantes efectos especiales, animaciones y dinerito derrochado para hacer una payasada que mezcla sin pudor el humor más infantiloide de patio de guardería con bromitas de tono sexual y escatologías de todo tipo, con un par de momentos medio salvables, pero arruinados por bailecitos patéticos (la escena del nido del pterodáctilo es lo peor que he visto en mucho tiempo), unos bichos de goma insalvables que no hay por donde cogerlos, y en fin, que no llevaría a mi sobrina a verla, ni se la recomendaría a ningún amiguete, e incluso me da algo de vergüenza escribir esta crítica, porque significa que la he visto...

Wolf.