De corte descaradamente panfletero, empezando por el narrador que le da un color inigualable a las "hazañas heroicas" del ejército norteamericano, hasta la escena explícitamente vomitiva donde la maestra les enseña a los niños que los soldados estadounidense son los héroes de su patria filipina. El director abusa constantemente de la búsqueda desenfrenada de la sensiblería barata utilizando al niño filipino como chivo expiatorio, el pequeño juega a ser soldado y de una forma cutre y evidente parece encontrar en Wayne una figura paterna, repelente recurso.

Entiendo que en su época, antes de la globalización y la llegada de los medios ultra masivos de comunicación, este tipo de películas funcionaran como fuente publicitaria para la suma de adeptos al ejército, pero vista hoy no se la puede tomar en serio porque aunque jure "basada en hechos reales" y lo reafirme diciendo que los protas son personas reales, hay poco que creer en este pastiche patriota.

Como ficción ni siquiera logra ser divertida porque lo más importante, la misión, no se termina de desarrollar bien visualmente. Se agradece que la historia de amor no pase a mayores.

Las actuaciones son correctas sin destaque alguno. Buen sonido y escenas bélicas bastante aceptables, sin ser nada del otro mundo son creíbles y supongo que impactantes para la época.

Lo mejor: está técnicamente cuidada.
Lo peor: hecha como medio publicitario sin intenciones de funcionar como obra de arte.