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Voto de RARRA:
2
7 de mayo de 2010
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta crítica adolece de alguna imparcialidad. No subjetiva, sino objetiva: la crítica se hace después de visionar la película, pero habiéndolo hecho antes con la versión de Diez Negritos que René Clair realizó en Estados Unidos en 1945. Y por descontado después de haber leído o repasado más de una vez y hace mucho tiempo la obra original de Agatha Christie.
La obra de la novelista inglesa, una de las más leídas en el mundo –la segunda después de la Biblia, al parecer- crea un clima muy concreto que hace verosímil y maestra la novela. Una isla aislada, la tempestad, una casona grande y sin lujos.
En esta película la isla aislada es sustituida por el desierto: la tempestad, por 300 kilómetros sin carretera; la casona por un monstruo de Frankenstein arquitectónico que por fuera es un conocido monumento urbano ahora sitúa en el desierto; y por dentro muestra un hotel de lujo reciente carente de la intimidad o proximidad exigida por la novela. Incluso si se sale fuera a dar un paseo, se puede hacer éste por el templo de Debod de Madrid o por un conjunto arqueológico del Oriente Medio.
La película pretende transmitir la sensación de que se está confinado en un espacio reducido, sin posibilidad de escape. Digamos que lo intenta porque luego exhibe unas imágenes exteriores o interiores de dimensiones extraordinarias. N o existe un sótano, sino unas impresionantes construcciones subterráneas abovedadas; no es un alojamiento para 10 personas, sino que tiene las dimensiones de un gran edificio inexplicablemente situado en el desierto; no es una vivienda privada a la que se invita a un numero reducido de personas sino que muestra un alojamiento, locales comunes y habitaciones, desbordantes de lujo.
A partir de ahí, ¿qué pueden hacer unos actores que tampoco destacan en nada? El guión el bastante ridículo: intercala una historia que nada tiene que ver, ni con la novela, ni con la propia película. Incurre en contradicciones y en vacíos.
Busquen otra versión, por su interés. Ésta realmente no vale la pena. La historia se sigue pero para traicionarla.
La obra de la novelista inglesa, una de las más leídas en el mundo –la segunda después de la Biblia, al parecer- crea un clima muy concreto que hace verosímil y maestra la novela. Una isla aislada, la tempestad, una casona grande y sin lujos.
En esta película la isla aislada es sustituida por el desierto: la tempestad, por 300 kilómetros sin carretera; la casona por un monstruo de Frankenstein arquitectónico que por fuera es un conocido monumento urbano ahora sitúa en el desierto; y por dentro muestra un hotel de lujo reciente carente de la intimidad o proximidad exigida por la novela. Incluso si se sale fuera a dar un paseo, se puede hacer éste por el templo de Debod de Madrid o por un conjunto arqueológico del Oriente Medio.
La película pretende transmitir la sensación de que se está confinado en un espacio reducido, sin posibilidad de escape. Digamos que lo intenta porque luego exhibe unas imágenes exteriores o interiores de dimensiones extraordinarias. N o existe un sótano, sino unas impresionantes construcciones subterráneas abovedadas; no es un alojamiento para 10 personas, sino que tiene las dimensiones de un gran edificio inexplicablemente situado en el desierto; no es una vivienda privada a la que se invita a un numero reducido de personas sino que muestra un alojamiento, locales comunes y habitaciones, desbordantes de lujo.
A partir de ahí, ¿qué pueden hacer unos actores que tampoco destacan en nada? El guión el bastante ridículo: intercala una historia que nada tiene que ver, ni con la novela, ni con la propia película. Incurre en contradicciones y en vacíos.
Busquen otra versión, por su interés. Ésta realmente no vale la pena. La historia se sigue pero para traicionarla.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
En 1945 René Clair parece que pagó tributo al principio de “happy end” imperante en los momentos en que terminaba la segunda guerra mundial y no se estaba para abrumar a la gente que ya había estado aguantando bastante.
Collinson en 1975 no tenía esa presión . Seguir hasta el final la trama de Agatha Christie hubiera salvado en algo su pésima obra. Pero no lo hizo.
Collinson en 1975 no tenía esa presión . Seguir hasta el final la trama de Agatha Christie hubiera salvado en algo su pésima obra. Pero no lo hizo.