No contento con "Death Proof", Tarantino se dedica a producir películas para sus amigos, siguiendo la senda "Explotation" de su anterior film. Hay muchas diferencias ente "Death Proof" y "Hell Ride", la de Tarantino tenía un presupuesto bestial y la de Bishop es más bien modesta.

Pero a pesar de sus descompensados presupuestos, la premisa viene a ser la misma. Mujeres despampanantes, palabras mal sonantes, sexo, drogas, sangre y olor a neumático quemado. "Hell Ride" es una más de las tantas películas que se han hecho sobre bandas de moteros, sobre esas ridículas rivalidades resueltas a golpe de puño americano. Pero Bishop va más allá de las simples reyertas y nos propone un desfile de degolladuras, disparos a bocajarro, quemados vivos y disparados con flechas. Todo con el lenguaje más soez y vulgar posible y con la venganza como hilo conductor de la película.

El director, no conforme con estar apadrinado por Quentin, se reserva el papel protagonista de la película, y como no, ya puestos, se pasa por la piedra a infinidad de macizas exuberantes. Afortunadamente, Bishop reserva para papeles importantes a actores que el papel les viene como anillo al dedo. Michael Madsen parece un clásico en este tipo de papeles i Vinnie Jones nos deleita con su mal humor y sus malos modos.

El guión de "Hell Ride" es completamente absurdo y ridículo, pero la película cumple más o menos con su objetivo, que no es ni más ni menos que el simple entretenimiento. Tal vez sepa a poco, pero si sólo esperas lo que ofrece, es decir, tetas, motos y sangre, lo más seguro es que no te decepcione.