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Voto de Luis Guillermo Cardona:
7
Thriller. Acción En París, un psicópata apodado Minos amenaza con matar a todas las mujeres de vida alegre de la ciudad. El inspector Jean Letellier se pone entonces sobre su pista dispuesto a capturarlo. (FILMAFFINITY)
10 de julio de 2016
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
El comisario Letellier, carece del atractivo de James Bond, su inteligencia está muy lejos de la de Sherlock Holmes y su profesión lo trae muy inconforme desde que fue sacado de la brigada anti-robo y trasladado a la brigada criminal (¿no será anti-crimen?), por un 'error' cometido durante el último asalto del que se ocupó. Y mientras él mantiene entre ceja y ceja la imagen de Marcucci el asaltante que lo puso en jaque… un nuevo caso de asesino psicópata va a ponerse en sus manos, con un personaje “intelectual” que se sentirá Minos como si se hubiera escapado de “La Divina Comedia”.

“PÁNICO EN LA CIUDAD”, significó uno de los más sonados éxitos comerciales del actor Jean-Paul Belmondo, quien, por aquellos años, era el actor francés más popular internacionalmente. Esta era la sexta vez que se ponía en las manos del director Henri Verneuil, con quien ya había cosechado títulos tan meritorios como “Un mono en invierno”, “Cien mil dólares al sol” o “Fin de semana en Dunkerke”.

Haciendo ahora las veces del policía vulgar, pero implacable, Belmondo terminaría abusando de un personaje que explotaría hasta el cansancio en sus siguientes filmes. Contra todo, resulta muy simpático ese personaje que, sin posar de héroe ni de galán, demuestra un compromiso casi suicida con su obsesión por hacer justicia… y para satisfacción de sus fans, él mismo asumía casi todas las escenas de riesgo.

En “PÁNICO EN LA CIUDAD”, la escena de la persecución de Minos en los tejados, es de esa suerte de momentos que nos aceleran el corazón y Belmondo se luce con ese particular carisma que, en aquel entonces, sólo podía equiparase al que poseía el estadounidense Steve McQueen. Estamos ante un filme de acción pensado de principio a fin de cara a las taquillas, más se le abona a Verneuil que trata de explicar psicológicamente algunas causales que pueden conducir a la conducta psicópata. Curiosamente, esta escena fue cortada casi completamente durante el estreno del filme, y ahora se incluye, pero sin subtítulos ni doblaje.

El filme cuenta con una eficaz edición y fotografía, y sobresale de nuevo, la banda sonora del italiano, Ennio Morricone, quien, con instrumentos de cuerda, percusión, y sus celebradas armónicas y silbidos, logra melodías de sensible impacto.

La escena metafórica en el cuarto de los desnudos maniquíes femeninos, hace remembranza de la muy afortunada que ya hiciera, Joseph Losey, para su remake de “M”, y en cierta forma, las dos historias se asemejan al mostrar la suerte de impulsos que producen las grandes carencias.

Letellier se sintió incapaz de leer “La Divina Comedia”. ¿Será, entonces, que se puede hacer justicia sin haber accedido a una gran formación intelectual? y ¿será que un alto nivel intelectual, puede, en ciertos casos, motivar grandes infamias contra la humanidad? En esta película, creo que se deja sentada alguna suerte de respuesta.

Título para Latinoamérica: “PERSECUCIÓN IMPLACABLE”
Luis Guillermo Cardona
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