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Voto de Luis Guillermo Cardona:
10
Comedia Stan y Ollie tratan de vender un árbol de Navidad a James Finlayson. Un malentendido provoca que se origine una colosal batalla en la que Finlayson desmantela el coche de Stan y Ollie y ellos a su vez destruyen su casa. (FILMAFFINITY)
22 de julio de 2011
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sólo dura 17 minutos, pero han bastado para que muchos pasemos uno de los ratos más divertidos que haya podido brindarnos el arte cinematográfico. Todavía recuerdo que, hace ya unas cuantas décadas y durante varios años, un grupo de amigos trabajadores en diferentes áreas artísticas, realizábamos en mi pueblo lo que llamábamos “El octubre cultural”. Durante todo el mes, llevamos a los barrios talleres, lúdica y una variada actividad artística. Hallándome en el área de cine y vídeo, en varias ocasiones presentamos “OJO POR OJO” a gente de todas las edades, y cada vez, las más sonoras carcajadas eran el mayor premio a una labor que hacíamos sin compromisos políticos y sin remuneración económica alguna. Laurel & Hardy siempre llenaban de alegría el espíritu de mi linda comunidad.

Cuando uno oye la palabra violencia, siempre piensa en algo brutal, repentino, sin contemplaciones, irracional… pero que pueda existir una violencia de caballeros, un exterminio mutuo pero civilizado, y un caos total con la “discreción” hasta de la policía, ¡eso no lo había imaginado nunca! Pero ya, Laurel y Hardy, nos han demostrado que sí es posible. Y su efecto es decididamente terapéutico.

¿Por qué apegarse a las cosas materiales?, ¿Por qué no jugar, simplemente, a una discreta ley del ojo por ojo? Y esto es lo que hacen cuando, intentando vender árboles de navidad en las calles de California, reciben primero dos rotundos rechazos que permiten comprobar que, quien los entrenó como vendedores, sabía más de la mutación de las palmeras ante la hibernación de los osos polares, que de mercadeo.

Entonces, nuestros encantadores amigos llaman a la puerta de la vivienda marcada con el número 281… y quien sale a atenderlos es… ¡nadie menos que James Finlayson! ¡Huele entonces a pelea casada! Y un error provocado por el “destino”, más una que otra improcedencia de nuestros queridos clowns, hacen que a Finlayson se le paren los escasos pelos que aún le quedan en la cabeza y que, en un arranque de rabia, corte en pedazos el árbol que los chicos han llevado hasta su puerta. Lo que sigue, se dará en crescendo, sin prisa alguna, calculadamente, cediendo el paso gallardamente a quien corresponde hacer el siguiente daño… y provocando en nosotros un hilarante estado, al presenciar aquel alocado paroxismo y las deliciosas actitudes de los protagonistas.

J. Wesley Horne (luego conocido como James W. Horne) y un muy joven Leo McCarey, dirigieron este magnífico cortometraje que también fotografió con sumo acierto, el luego brillante director, George Stevens.

En mi lista de los 10 mejores cortos de la historia.

Título para Latinoamérica: “EL GRAN NEGOCIO”
Luis Guillermo Cardona
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