Haz click aquí para copiar la URL
Voto de Luis Guillermo Cardona:
9
Musical. Romance. Comedia Sonia es una viuda, inmensamente rica, de Marshovia, pequeño país centro europeo del que controla la mitad de la riqueza. El país depende de que ella gaste su dinero en él, así que, cuando se traslada a París porque no logra encontrar marido, el rey envía al Conde Danilo a cortejarla y traerla de vuelta. Si no lo consigue, se le formará consejo de guerra... (FILMAFFINITY)
13 de julio de 2014
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sonia es una hermosa mujer que, además de haber quedado viuda, ha heredado una gran fortuna (ambas cosas, para toda mujer despierta, son siempre un regalo del cielo). Y Sonia, como cualquier mujer sensata, está notando ahora que el reino de Marshovia -como cualquier otro reino- es un lugar lúgubre, hipócrita y aburrido… y entonces decide irse a París, la ciudad de las chicas descarriadas -como la llamará alguien-, pero al fin y al cabo un lugar alegre y lleno de novedades, donde poder hacerse a una vida amena.

Bien para Sonia, ¡pero terrible para el viejo principado, porque con ella se va una fortuna que es la mitad de la que posee el reino entero! Así es que, dispuesto a impedir esto, el rey Ahmed II, se pone en la tarea de conseguir al hombre ideal para que enamore a la rica viuda en La Ciudad Luz y la traiga de regreso. Y curiosamente, es su mujer Dolores (léase, así entre paréntesis, Lolita), la que más Sabe de los hombres de palacio y la que va a decirle quien es el galán que no fallará en semejante empresa.

Exquisito filme el que nos da, en esta ocasión, el director alemán Ernst Lubitsch, partiendo de la celebrada opereta con estupenda música de Franz Lehár y atractivas letras de Victor Leon y Leo Stein que, basada en la obra “El asalto a la embajada” de Henri Meilhac, se estrenara en 1905, habiendo luego triunfado en numerosos países y por muchos años. La primera versión cinematográfica, la había realizado el gran Erich von Stroheim en 1925, y ahora, en época del mayor auge de los musicales tras el advenimiento del cine sonoro, no podía faltar una nueva versión que, con guión de Samson Raphaelson (asiduo colaborador de Lubitsch) y Ernest Vajda, se convierte en una comedia de ricas sutilezas, momentos muy divertidos y con un buen gusto de nunca olvidar.

En tiempos de La Gran Depresión (1929-1940…) venía de perlas esta sugerente historia. Y como era habitual en Lubitsch, con fino humor y situaciones de atinado doble sentido, vuelve a jugársela para recrear a la muy interesante pero calculadora sociedad que ahora tenía a su alrededor. He aquí uno de esos dardos precisos: Deseando rescatar su zapato, Sonia ha seguido a Danilo hasta un cuarto del hotel, donde éste trata de sobrepasarse. Tras resistirlo, ella observa un retrato de Napoleón que hay en una de las paredes y finalmente dice: “¡Un gran hombre! Su única equivocación fue atacar demasiado pronto, Por eso perdió en Waterloo”. Y la escena en la prisión, con el rey y su comitiva atentos a lo que sucede entre Danilo y Sonia, no tiene reparo ¡es digna de cualquier antología!

Agradable presencia de Maurice Chevalier, Jeanette MacDonald y Edward Everett Horton, pero encantadora y magnífica actuación la de George Barbier como el rey de marras.

“LA VIUDA ALEGRE” es otro acertado filme para abonar a la filmografía de Ernst Lubitsch.
Luis Guillermo Cardona
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow