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Voto de Natxo Borràs:
7
Intriga Noviembre de 1924. A bordo de su yate, el Oneida, el magnate de los medios de comunicación William Randolph Hearst vivió una violenta velada con su amante, la corista Marion Davies, el director y actor Charlie Chaplin, el arruinado productor Thomas Ince y la columnista de cotilleos Louella Parsons. Se dice que, durante la fiesta de cumpleaños de Ince, Hearst lo asesinó por error confundiéndolo con Chaplin, pues estaba convencido de que ... [+]
19 de octubre de 2012
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Noviembre de 1924: en el muelle de San Pedro, en California, todo está listo para que el lujoso yate Oneida, propiedad del multimillonario William Randolph Hearst (Edward Herrmann) se reuna a la “creme de la creme” del estrellato cinematográfico del momento… Desde Marion Davies (Kirsten Dunst), actriz y la amante de Hearst, hasta Charles Chaplin (Eddie Izzard), el arruinado productor Thomas Ince (Cary Elwes) así como periodistas y actrices de segunda fila. Algunos como la cronista de sociedad y crítica de cine Louella Parsons (Jennifer Tilly) llegarían a ser tremendamente populares gracias a la influencia del magnate que ya se había apoderado de casi todas las publicaciones del país y solo le faltaba una meta difícil de alcanzar: Hollywood. Pero en esa época alocada del cine mudo tenía que empezar todo, con lo que se presintió como un pequeño incidente, silenciado a ritmo de charleston, champán, buenos manjares y el océano, dónde se olvida todo…

Impecable dirección de Peter Bogdanovich (La Última Película; ¿Qué me pasa Doctor?; Luna de Papel) y un plantel de buenos actores (desde el veterano Edward Herrmann, Kirsten Dunst o Jennifer Tilly) que recrean los años veinte conforman una mezcla de comedia negra y drama inspirado en una anécdota, o episodio real, acerca del intento de asesinato de Charles Chaplin por parte de los celos del magnate multimillonario, que ya fue blanco ridículo para Orson Welles que se inspiraría en su personaje de Charles Foster Kane en su sublime “Ciudadano Kane” (1941).

Bogdanovich nos lleva de crucero en lo que aparentemente parece ser un cruce de envidías y tratos de favor entre los pasajeros a fin de ganarse la confianza de Hearst; tneemos aun Chaplin ideando en mente su futura “Quimera del Oro” y pretendiendo a Marion, el amor de sus sueños o el arruinado productor Thomas Ince, un elemento vital en la historia, movido también por sus intereses en conseguir la financiación del magnate.

Una buena película adaptada de la obra de teatral de Steven Peros, que también ejerce de guionista.
Natxo Borràs
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