Aunque no conocida por la mayoría, ésta versión para la televisión de la novela de Bram Stoker es una de las más inquietantes y mejores que se ha hecho sobre el vampiro más famoso de la literatura y el cine. Es cierto que tratándose de una adaptación para la pequeña pantalla consta de sus limitaciones pero aquí radica la actuación de todo el reparto, encabezado por ese gran actor francés que fue Louis Jourdan, un especialista en hacer papeles de seductor y villano y que en el género fantástico había trabajado para directores como Wes Craven.

El marcado carácter gótico (algunos de los exteriores e interiores dan fe de la capacidad de ambientar bien los lugares siniestros escenificados como el castillo del conde o el cementerio de la playa de Whitby) es otro de los aciertos de ésta producción de la BBC y que, insisto, repara más en las actuaciones que darle un aire más de tensión acorde a las pautas del género. Y en esa época la cadena británica vibraba de popularidad con otras series o miniseries de la índole de “Yo Claudio” o “Guerra y Paz” (ésta última interpretada por un todavía no conocido Anthony Hopkins).

Una de las versiones más disfrutables de las tantas que se han hecho sobre el conde vampiro, dirigida por Philip Saville (Metroland).