Una correcta película de artes marciales con unas coreografías más que aceptables y una Amy Johnston haciendo lo que mejor sabe hacer (sí,me refiero a repartir ostias como panes).
Muchas películas del género de acción y del subgénero de artes marciales están mejor valoradas que esta película siendo de peor calidad, y eso no sólo es injusto sino también triste.
La película cumple, aunque se desinfla al final y (desgraciadamente) el villano es un villano de pacotilla.
Personalmente, me encantaría ver a Amy Johnston trabajando en una gran producción de acción donde un buen director (me fliparía verla en alguna cinta de Chad Stahelski), pudiera exprimir a tope el jugo de este diamante en bruto.
Desgraciadamente, creo que muchos hubieran valorado mejor este film si estuviera protagonizado por un hombre.