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Voto de TOM REGAN:
10
8,1
13.390
Drama
Cuando Zampanó, un artista ambulante, enviuda, compra a Gelsomina, la hermana de su mujer, sin que la madre de la chica oponga la menor resistencia. Pese al carácter violento y agresivo de Zampanó, la muchacha se siente atraída por el estilo de vida nómada, siempre en la calle (la "strada", en italiano), sobre todo cuando su dueño la incluye en el espectáculo. Aunque varios de los pintorescos personajes que va conociendo en su deambular ... [+]
11 de junio de 2020
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
162/11(08/06/20) Obra Maestra del Séptimo Arte esta dramedia dirigida en una de sus cumbres por Federico Fellini, con guión propio junto a su colaboradores habituales Tullio Pinelli y Ennio Flaiano (con los escribió grandísimos films como “Las noches de Cabiria”, “La Dolce Viita” o “Fellini 8½”), contando la tierna y a la vez patética historia de Gelsomina (Giulietta Masina) y Zampanò (Anthony Quinn), en un relato con efluvios a cuento de hadas donde ella es una inocente ‘princesita’ y él un ‘ogro’ que la ha comprado a su madre por 10,000 liras para ser su ayudante como artista ambulante circense con su número estrella de fortachón que rompe una cadena apretada a su pecho, una road movie de las que te emociona y conmueve gracias a la estremecedora relación entre ambos. Fellini ha llamado a La Strada "un catálogo completo de todo mi mundo mitológico, una representación peligrosa de mi identidad que se llevó a cabo sin precedentes". El proceso de desarrollo fue largo y tortuoso; Hubo varios problemas durante la producción, incluyendo respaldo financiero inseguro, reparto problemático y numerosos retrasos. Finalmente, justo antes de que la producción completara el rodaje, Fellini sufrió una crisis nerviosa que requirió tratamiento médico para poder completar la fotografía principal. La reacción crítica inicial fue dura, y la proyección de la película en el Festival de Cine de Venecia fue la ocasión de una amarga controversia que se convirtió en una pelea pública entre los partidarios y detractores de Fellini. Posteriormente, sin embargo, La Strada se ha convertido en "... una de las películas más influyentes jamás hechas", según el American Film Institute. Ganó el Oscar inaugural a la Mejor Película en Lengua Extranjera en 1957 y fue nominada al Oscar al mejor guión (perdió ante la francesa “EL globo rojo”). Obtuvo el León de Plata de Venecia al mejor director y el Silver Ribbon (Nardo d'Argento) al mejor director y al mejor productor. Se colocó en cuarto lugar en la lista de directores de cine del Instituto Británico de Cine de 1992 de las 10 mejores películas. El crítico Roger Ebert, en su libro The Great Movies, sostuvo que La Strada era el punto culminante de la carrera de Fellini y que, después de esta película, "su trabajo se adentró frenéticamente por la senda freudiana, el cristianismo, sexualidad y exceso autobiográfico". "Lo que me hubiera gustado hacer es una película como 'La Strada'. Pero nunca haré 'La Strada'. Ya está hecha, es muy buena, no se podría mejorar” (Francis Ford Coppola).
Fellini confronta dos mundos de personalidades en un micro-universo lleno de miserias. Zampanò es un bruto, grandullón, borrachín, violento, machista, atávico, mujeriego, asentimental, y frente a él está Gelsomina es pura, ingenua, risueña, menuda, frágil, bondadosa, calmada, cariñosa, soñadora, sensible, representa a la Italia empobrecida, la que en su desesperación es capaz de comerciar con sus hijos. Entre los dos se establece una relación extraña, donde la soledad los inunda por dentro, dos seres marginales y desarraigados, dos vagabundos de las carreteras que viajan en una singular moto con remolque. Ella como un perrito solo sabe estar bajo el regazo de él, aunque este la humille y maltrate, ella siente que su lugar es estar con él, ejemplificado esto desde el principio cuando él dice a la madre de Gelsomina, "Incluso enseño perros". Es la estampa de un país derruido, pobre, hambriento (Gelsomina amenaza a Zampano con dejarlo y regresar con su madre, él responde que no se irá porque al menos está comiendo con él). Un país donde incluso falta desahogo sexual (Una viuda de guerra ofrece una comida y ropa de su marido muerto a cambio de un rato de sexo). Sexo presente fuera de campo en la película, ello siempre entrelazado con el patetismo, como cuando Zampanò deja a Gelsomina tirado en la acera una noche para irse él con una mujer a fornicar. Pero sobre todo mencionar el modo seco y áspero en que Gelsomina pierde la virginidad, ella quiere dormir fuera del motocarro, pero Zampanò de modo bruto la echa en el carromato, hay una elipsis, y vemos a Gelsomina tumbada junto a Zampanó, se incorpora llorando, y todos sabemos lo que ha pasado, trémulo.
Todo esto relatado con enorme sentido lírico, con un trémulo lenguaje visual, con una epidérmica música (del gran Nino Rota), componiendo momentos que te calan de modo entrañable en un crescendo dramático desgarrador en su rush final. Metraje donde se dan cita con grandioso equilibrio la melancolía, el humor, y una tremenda humanidad remanente de sus protagonistas, interpretados de modo espléndido por la Masina y Quinn. Donde Fellini no deja de incrustar sus mantras como es el mundo del circo, y la playa.
Tendrá gran importancia en la historia la aparición de “El Loco” (Richard Basehart), un artista de circo especializado en funambulismo. Tipo optimista, sonriente (que hermosa sonrisa le dedica a Gelsomina en la primera escena que aparece, tras hacer un espectáculo de cuerda floja en un pueblo). Tipo que enfurece una y otra vez a Zampanò con sus burlas. Tendrá una enternecedora relación Gelsomina, a la que él ve desvalida y vejada por Zampanò. Intenta alentarla y darle luz en su ‘Síndrome de Estocolmo” (con su ‘amo’), le dice que no importa lo inútil que se pueda sentir, “Quién sabe, quizás… quizás [Zampanò] te quiere. […] Sí, ¿por qué no? Él es como un perro. No has visto nunca a esos perros que nos miran, y parece que quieren hablarnos, y en cambio no hacen más que ladrar? […] Si tú no te quedas con él, ¿quién lo hará? Yo soy un ignorante, pero he leído algún libro. No te lo creerás, pero todo lo que hay en este mundo sirve para algo. Hasta esta piedra, por ejemplo […]. No sé para qué sirve, pero para algo debe servir. Porque si fuera inútil, entonces todo sería inútil… incluso las estrellas... (sigo en spoiler)
Fellini confronta dos mundos de personalidades en un micro-universo lleno de miserias. Zampanò es un bruto, grandullón, borrachín, violento, machista, atávico, mujeriego, asentimental, y frente a él está Gelsomina es pura, ingenua, risueña, menuda, frágil, bondadosa, calmada, cariñosa, soñadora, sensible, representa a la Italia empobrecida, la que en su desesperación es capaz de comerciar con sus hijos. Entre los dos se establece una relación extraña, donde la soledad los inunda por dentro, dos seres marginales y desarraigados, dos vagabundos de las carreteras que viajan en una singular moto con remolque. Ella como un perrito solo sabe estar bajo el regazo de él, aunque este la humille y maltrate, ella siente que su lugar es estar con él, ejemplificado esto desde el principio cuando él dice a la madre de Gelsomina, "Incluso enseño perros". Es la estampa de un país derruido, pobre, hambriento (Gelsomina amenaza a Zampano con dejarlo y regresar con su madre, él responde que no se irá porque al menos está comiendo con él). Un país donde incluso falta desahogo sexual (Una viuda de guerra ofrece una comida y ropa de su marido muerto a cambio de un rato de sexo). Sexo presente fuera de campo en la película, ello siempre entrelazado con el patetismo, como cuando Zampanò deja a Gelsomina tirado en la acera una noche para irse él con una mujer a fornicar. Pero sobre todo mencionar el modo seco y áspero en que Gelsomina pierde la virginidad, ella quiere dormir fuera del motocarro, pero Zampanò de modo bruto la echa en el carromato, hay una elipsis, y vemos a Gelsomina tumbada junto a Zampanó, se incorpora llorando, y todos sabemos lo que ha pasado, trémulo.
Todo esto relatado con enorme sentido lírico, con un trémulo lenguaje visual, con una epidérmica música (del gran Nino Rota), componiendo momentos que te calan de modo entrañable en un crescendo dramático desgarrador en su rush final. Metraje donde se dan cita con grandioso equilibrio la melancolía, el humor, y una tremenda humanidad remanente de sus protagonistas, interpretados de modo espléndido por la Masina y Quinn. Donde Fellini no deja de incrustar sus mantras como es el mundo del circo, y la playa.
Tendrá gran importancia en la historia la aparición de “El Loco” (Richard Basehart), un artista de circo especializado en funambulismo. Tipo optimista, sonriente (que hermosa sonrisa le dedica a Gelsomina en la primera escena que aparece, tras hacer un espectáculo de cuerda floja en un pueblo). Tipo que enfurece una y otra vez a Zampanò con sus burlas. Tendrá una enternecedora relación Gelsomina, a la que él ve desvalida y vejada por Zampanò. Intenta alentarla y darle luz en su ‘Síndrome de Estocolmo” (con su ‘amo’), le dice que no importa lo inútil que se pueda sentir, “Quién sabe, quizás… quizás [Zampanò] te quiere. […] Sí, ¿por qué no? Él es como un perro. No has visto nunca a esos perros que nos miran, y parece que quieren hablarnos, y en cambio no hacen más que ladrar? […] Si tú no te quedas con él, ¿quién lo hará? Yo soy un ignorante, pero he leído algún libro. No te lo creerás, pero todo lo que hay en este mundo sirve para algo. Hasta esta piedra, por ejemplo […]. No sé para qué sirve, pero para algo debe servir. Porque si fuera inútil, entonces todo sería inútil… incluso las estrellas... (sigo en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
... Al menos, eso creo. Y también tú: tú también sirves para algo”. Esto para Gelsomina es el empujón para sentirse útil para Zampanò, ser su muleta, quizás para que cambie. El actor estadounidense Richard Basehart encarna a “El Loco” con una gran jovialidad, con travesura, con vitalidad, teniendo una incisiva química con Masina. Tanto que en el rush final ciuando le ocurre algo sentimos un pincho en el corazón, sensacional actuación.
Film rodado en Bagnoregio, Viterbo, Lacio y Ovindoli, L'Aquila y Abruzzo. Esto enaltecido dramáticamente por la formidable cinematografía en glorioso b/n de Otello Martelli (“Stromboli” o “La Dolce Vita”), teniendo una fascinante miscelánea entre el expresionismo y el neorrealismo italiano, jugando con claroscuros, con bellos travellings, dando vida a ese icónico motocarro, dando amplitud infinita a la carretera, otorgando nostalgia al circo, capturando el gettío con naturalismo en la procesión o en el espectáculo de funambulismo, maravilloso modo en que nos llega el invierno en sus grises. Además de los fenomenales primeros planos que extraen la estupenda expresividad y emotividad de los protagonistas. Asimismo es excelente en el modo de retratar una Italia mustia, de post-guerra, vista con realismo, con crudeza, mugrienta, de baretos, de carreteras desiertas, establos de conventos, una postal gris de la nación transalpina.
La partitura entera escrita por el maestro colaborador habitual de Fellini, Nino Rota (“Amarcord” o “El padrino”). El tema principal es una melodía de carácter melancólico, aparece orquestada al inicio, durante los títulos al principio y reaparecerá de forma recurrente a lo largo de la película, primero tocada por el payaso en un violín en miniatura, más adelante tarareado por Gelsomina que luego la aprende a tocar en su trompeta y culmina en la penúltima escena al ser cantada por la mujer que le cuenta a Zampanò el destino de Gelsomina. Rota escribió un motivo basándose en un del Larghetto de la Serenata para cuerda en mi mayor, Op. 22, de Dvořák, y líneas rítmicas que armonizan con los movimientos de Gelsomina con la trompeta y el bufón con el violín. Consiguiendo dotar a cada vez que suena a los fotogramas en un aura de melancolía punzante.
Gelsomina es un ser cuasi-infantil en su mentalidad básica, al que gusta de actuar, de tocar la trompeta, de hacer felices a los demás, ejemplificado cuando ella ataviada de payaso en una boda hace una visita a un niño enfermo y le intenta sacar una sonrisa. Giulietta Masina le da vida con una arrolladora expresividad, emitiendo una impresionante empatía, destilando dulzura en su enjuta figura, con esos ojos saltones y grandiosos, con una gestualidad chaplinesca, una actuación sencillamente Magna, el nivel de simpatía que tenemos por su odisea resulta desgarradora. Desgraciadamente nuestra Lina Morgan patria parece ser que la copió caricaturescamente; Zampanò es un hedonista egoísta al que no le importa el sufrimiento de los demás, es este el personaje que si sufre una transformación. Anthony Quinn resulta extraordinario, proyecta esa brutalidad primaria animal, no lo ves actuar, ves que es así. Su lenguaje físico, el modo de entonar mecánicamente el monólogo anterior a su espectáculo, la forma de enfurecerse, su rostro resulta su mapa, donde en la escena final, ya demacrado se nota abatido, siendo protagonista de un final vibrante.
Spoiler:
Me queda uno de los films más bellos y emocionantes que haya dado el Cine, con uno de los finales más punzantes que se hayan rodado, dando sentido a las palabras de Fellini (por cierto, hay un sentido circular en la película, comienza y acaba en la playa), con La Strada se nos narra «la historia de un hombre que descubre la existencia del prójimo». Fuerza y honor!!!
Para leer más sobre el film ir a: https://conloslumiereempezo.blogspot.com/2020/06/la-strada.html
Film rodado en Bagnoregio, Viterbo, Lacio y Ovindoli, L'Aquila y Abruzzo. Esto enaltecido dramáticamente por la formidable cinematografía en glorioso b/n de Otello Martelli (“Stromboli” o “La Dolce Vita”), teniendo una fascinante miscelánea entre el expresionismo y el neorrealismo italiano, jugando con claroscuros, con bellos travellings, dando vida a ese icónico motocarro, dando amplitud infinita a la carretera, otorgando nostalgia al circo, capturando el gettío con naturalismo en la procesión o en el espectáculo de funambulismo, maravilloso modo en que nos llega el invierno en sus grises. Además de los fenomenales primeros planos que extraen la estupenda expresividad y emotividad de los protagonistas. Asimismo es excelente en el modo de retratar una Italia mustia, de post-guerra, vista con realismo, con crudeza, mugrienta, de baretos, de carreteras desiertas, establos de conventos, una postal gris de la nación transalpina.
La partitura entera escrita por el maestro colaborador habitual de Fellini, Nino Rota (“Amarcord” o “El padrino”). El tema principal es una melodía de carácter melancólico, aparece orquestada al inicio, durante los títulos al principio y reaparecerá de forma recurrente a lo largo de la película, primero tocada por el payaso en un violín en miniatura, más adelante tarareado por Gelsomina que luego la aprende a tocar en su trompeta y culmina en la penúltima escena al ser cantada por la mujer que le cuenta a Zampanò el destino de Gelsomina. Rota escribió un motivo basándose en un del Larghetto de la Serenata para cuerda en mi mayor, Op. 22, de Dvořák, y líneas rítmicas que armonizan con los movimientos de Gelsomina con la trompeta y el bufón con el violín. Consiguiendo dotar a cada vez que suena a los fotogramas en un aura de melancolía punzante.
Gelsomina es un ser cuasi-infantil en su mentalidad básica, al que gusta de actuar, de tocar la trompeta, de hacer felices a los demás, ejemplificado cuando ella ataviada de payaso en una boda hace una visita a un niño enfermo y le intenta sacar una sonrisa. Giulietta Masina le da vida con una arrolladora expresividad, emitiendo una impresionante empatía, destilando dulzura en su enjuta figura, con esos ojos saltones y grandiosos, con una gestualidad chaplinesca, una actuación sencillamente Magna, el nivel de simpatía que tenemos por su odisea resulta desgarradora. Desgraciadamente nuestra Lina Morgan patria parece ser que la copió caricaturescamente; Zampanò es un hedonista egoísta al que no le importa el sufrimiento de los demás, es este el personaje que si sufre una transformación. Anthony Quinn resulta extraordinario, proyecta esa brutalidad primaria animal, no lo ves actuar, ves que es así. Su lenguaje físico, el modo de entonar mecánicamente el monólogo anterior a su espectáculo, la forma de enfurecerse, su rostro resulta su mapa, donde en la escena final, ya demacrado se nota abatido, siendo protagonista de un final vibrante.
Spoiler:
Me queda uno de los films más bellos y emocionantes que haya dado el Cine, con uno de los finales más punzantes que se hayan rodado, dando sentido a las palabras de Fellini (por cierto, hay un sentido circular en la película, comienza y acaba en la playa), con La Strada se nos narra «la historia de un hombre que descubre la existencia del prójimo». Fuerza y honor!!!
Para leer más sobre el film ir a: https://conloslumiereempezo.blogspot.com/2020/06/la-strada.html