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Voto de TOM REGAN:
6
6,6
150
Comedia
Una historia que comienza con un reñido encuentro de boxeo acaba en una alocada batalla de tartas en plena calle. (FILMAFFINITY)
15 de septiembre de 2022
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
305/18(13/09/22) Esperaba mucho más de este cortometraje cómico mudo. Me reafirma en que no conecto con el humor simplista y de infantilidad chusca de los llamados en España ‘Gordo y Flaco’, icónica pareja (aparecieron en 107 películas entre 1921 y 1951) formada por el inglés Stan Laurel y el estadounidense Ollie Hardy, me resultan un quiero y no puedo, no me vale decir el año que fue, para entonces el trío clásico de Reyes del humor silente estaban en el zenit (Chaplin & Keaton & Lloyd), sus gags me parecen descartes de los mencionados, slapsticks que estos grandiosos cómicos nunca hubieran puesto en sus films por no tener suficiente calidad para ello. Me he acercado a este título gracias a que vi “La Carrera del Siglo” (1965), que Blake Edwards dedica a este binomio cómico, pero sobre todo porque hay en este film una aparatosa batalla de tartas, que leí que estaba inspirada en un corto de Stan & Olie, precisamente este que me ocupa. Y resulta que al intentar buscarlo me encuentro con que es uno de esos films que se creían desaparecidos, lo cual despertó aún más mi interés de arqueólogo cinéfilo. Durante muchos años, solo se sabía que sobrevivían tres minutos del segundo rollo de la película que contenía la pelea de tartas, ya que el metraje se había incluido en los documentales cinematográficos de Robert Youngson de la década de 1950. Hasta que Richard Feiner descubrió el carrete de apertura con el combate de boxeo en 1979. Sin embargo, faltaba la secuencia en el parque que involucra a Eugene Pallette como el vendedor de seguros, al igual que el gag final en que un policía recibe una tarta en la cara y persigue a Laurel y Hardy por la calle en el desvanecimiento. Sin embargo, el carrete completo se redescubrió en 2015. Se lanzó al público en DVD y disco Blu-ray el 16 de junio de 2020 como parte de la compilación de películas remasterizadas Laurel & Hardy: The Definitive Restorations.
Este aun no era un film propiamente del legendario tándem (fue su segunda ocasión juntos), ejemplo es que posteriormente sus nombres en pantalla serían los suyos, Stan & Ollie, pero aquí no es así (Laurel interpreta a Canvasback Clump y el personaje de Hardy no se nombra). Es un corto de 27 minutos partido claramente en dos, no teniendo nada que ver la primera parte con la segunda. Dirigiendo está un clásico del humor que había trabajado con Harold Lloyd y Buster Keaton, con el que co-dirigió la Obra Maestra “El Maquinista de la General”, motivo por el que también esperaba muchísimo más de esta comedia.
Primera es una parodia del combate pugilístico de pesos pesados de ese mismo 1927 entre Gene Tunney y Jack Dempsey (nuevamente terminó con la victoria de Tunney), que al parecer tuvo gran polémica debido a la notoria "cuenta larga" que puede haber negado a Dempsey su victoria, y que precisamente caricaturizan aquí cuando Stan (Oliver era su entrenador en la esquina del ring) derriba a su oponente (Noah Young, el pesado que compartían con su compañero ex alumno de Hal Roach, Harold Lloyd) y el árbitro comienza una y otra vez la cuenta con la excusa de que Stan le molesta. Es un enfrentamiento poco imaginativo, sobre todo cuando ya has visto hacer lo mismo mucho mejor a Chaplin y a Keaton (es imposible no compararlos), hay poca inventivca e innovación sobre lo ya visto.
Para la segunda parte hay un quiebro y pasamos a Stan y Ollie en la calle. Ollie ha contratado un seguro de accidentes para Stan, y entonces intenta con una cáscara de plátano que Stan resbale y se haga daño para cobrar, pero Stan lo sortea una y otra vez. El que si resbala es un poli que (de modo abusón) al ver a Stan con un plátano en la mano (se lo ha pasado Ollie maliciosamente) le levanta su típico sombrerito y le da con la porra en la cabeza. Vemos que le ha dejado conmocionado con un gran chichón. La cáscara de plátano vuelve a ser una trampa, esta vez para un repartidor de tartas (Charlie Hall) que cae con una al suelo, se levanta y le lanza una tarta a la cara de Ollie, este va a tomarse la vendetta, pero la esquiva el objetivo y la tarta va a parar a una joven (Dorothy Coburn) en la cara de una mujer, y con ello comienza una espiral sin fin de tartas que van uniendo en modo espiral a más y más personas (el alcalde, una mujer que tendía una alfombra, un hombre que posan para una foto, un tipo que sale de la alcantarilla, un cliente del dentista [menuda boca enorme que tiene este tipo], las cartas de un cartero, un tipo que compraba una tarta, o el vendedor del seguro [Eugene Palette, afirma: "... no se pueden tirar pasteles sin un seguro adecuado..."]), en un caos sin fin, aprovechándose de que la camioneta con tartas del repartidor está llena. Este tramo de la batalla de tartas es lo que ha hecho famosa la cinta, hay más de 3.000 tartas de crema (aunque el Libro Guinness de los Récords afirma que es posible que se hayan utilizado hasta 10.000) en la culminante pelea de tartas de la película. Laurel dijo más tarde que, dado que lanzar un solo pastel sería un cliché terrible, "Démosles tantos pasteles que nunca habrá espacio para más imágenes de pasteles en toda la historia de las películas". Y esto se supone que tiene gracia, lanzarse tartas a la cara, y yo no le encuentro puñetero el humor, me resulta comedia de trazo grueso, sin inventiva, tartas por aquí, por allí, sin sentido alguno, con cortes grotescos en que pasamos al interior de una tienda, un dentista, o un barbero, y no se sabe como ha podido llegar la tarta allí, surrealista, pero sin que me produzca una mueca de sonrisa. Hay cosas tan pueriles como un tipo que una tarta le hace caer de culo en un cubo de basura clásico americano, y sin saber porque comienza a andar a cuatro patas cual caracol con el cubo metido en el culo. Solo me hace mover las cejas cuando una mujer (Anita Garvin) hace un pratfall (cae de culo; menudos efectos visuales, pues se ve como la fala es estirada por atrás con hilo para que su pompis caiga desnudo sobre el pastel)... (sigo en spoiler)
Este aun no era un film propiamente del legendario tándem (fue su segunda ocasión juntos), ejemplo es que posteriormente sus nombres en pantalla serían los suyos, Stan & Ollie, pero aquí no es así (Laurel interpreta a Canvasback Clump y el personaje de Hardy no se nombra). Es un corto de 27 minutos partido claramente en dos, no teniendo nada que ver la primera parte con la segunda. Dirigiendo está un clásico del humor que había trabajado con Harold Lloyd y Buster Keaton, con el que co-dirigió la Obra Maestra “El Maquinista de la General”, motivo por el que también esperaba muchísimo más de esta comedia.
Primera es una parodia del combate pugilístico de pesos pesados de ese mismo 1927 entre Gene Tunney y Jack Dempsey (nuevamente terminó con la victoria de Tunney), que al parecer tuvo gran polémica debido a la notoria "cuenta larga" que puede haber negado a Dempsey su victoria, y que precisamente caricaturizan aquí cuando Stan (Oliver era su entrenador en la esquina del ring) derriba a su oponente (Noah Young, el pesado que compartían con su compañero ex alumno de Hal Roach, Harold Lloyd) y el árbitro comienza una y otra vez la cuenta con la excusa de que Stan le molesta. Es un enfrentamiento poco imaginativo, sobre todo cuando ya has visto hacer lo mismo mucho mejor a Chaplin y a Keaton (es imposible no compararlos), hay poca inventivca e innovación sobre lo ya visto.
Para la segunda parte hay un quiebro y pasamos a Stan y Ollie en la calle. Ollie ha contratado un seguro de accidentes para Stan, y entonces intenta con una cáscara de plátano que Stan resbale y se haga daño para cobrar, pero Stan lo sortea una y otra vez. El que si resbala es un poli que (de modo abusón) al ver a Stan con un plátano en la mano (se lo ha pasado Ollie maliciosamente) le levanta su típico sombrerito y le da con la porra en la cabeza. Vemos que le ha dejado conmocionado con un gran chichón. La cáscara de plátano vuelve a ser una trampa, esta vez para un repartidor de tartas (Charlie Hall) que cae con una al suelo, se levanta y le lanza una tarta a la cara de Ollie, este va a tomarse la vendetta, pero la esquiva el objetivo y la tarta va a parar a una joven (Dorothy Coburn) en la cara de una mujer, y con ello comienza una espiral sin fin de tartas que van uniendo en modo espiral a más y más personas (el alcalde, una mujer que tendía una alfombra, un hombre que posan para una foto, un tipo que sale de la alcantarilla, un cliente del dentista [menuda boca enorme que tiene este tipo], las cartas de un cartero, un tipo que compraba una tarta, o el vendedor del seguro [Eugene Palette, afirma: "... no se pueden tirar pasteles sin un seguro adecuado..."]), en un caos sin fin, aprovechándose de que la camioneta con tartas del repartidor está llena. Este tramo de la batalla de tartas es lo que ha hecho famosa la cinta, hay más de 3.000 tartas de crema (aunque el Libro Guinness de los Récords afirma que es posible que se hayan utilizado hasta 10.000) en la culminante pelea de tartas de la película. Laurel dijo más tarde que, dado que lanzar un solo pastel sería un cliché terrible, "Démosles tantos pasteles que nunca habrá espacio para más imágenes de pasteles en toda la historia de las películas". Y esto se supone que tiene gracia, lanzarse tartas a la cara, y yo no le encuentro puñetero el humor, me resulta comedia de trazo grueso, sin inventiva, tartas por aquí, por allí, sin sentido alguno, con cortes grotescos en que pasamos al interior de una tienda, un dentista, o un barbero, y no se sabe como ha podido llegar la tarta allí, surrealista, pero sin que me produzca una mueca de sonrisa. Hay cosas tan pueriles como un tipo que una tarta le hace caer de culo en un cubo de basura clásico americano, y sin saber porque comienza a andar a cuatro patas cual caracol con el cubo metido en el culo. Solo me hace mover las cejas cuando una mujer (Anita Garvin) hace un pratfall (cae de culo; menudos efectos visuales, pues se ve como la fala es estirada por atrás con hilo para que su pompis caiga desnudo sobre el pastel)... (sigo en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
... sobre una tarta en la que ha resbalado, y parece incomoda en el suelo moviéndose, se levanta y se marcha moviéndose azarosamente con el pastel en su trasero incrustado, esto al menos me ha sido transgresor para el año.
En 1927, el público amante del deporte estadounidense era plenamente consciente de lo que era "La batalla del siglo". Fue una referencia al segundo combate de boxeo entre Gene Tunney y Jack Dempsey (el que nuevamente terminó con la victoria de Tunney, pero ha perdurado en la controversia deportiva debido a la notoria "cuenta larga" que puede haber negado a Dempsey su victoria).
Dijeron que el éxito de la película se basaba en el momento de los lanzamientos de pasteles. "La cámara permanece en los rostros de las personas antes de que la tarta les llegue, con lo que el espectador sabe lo que va a ocurrir, pues estamos en bucle. Para mi no hay éxito, y mira que deseaba reírme. Me resulta todo reiterativo y sin chispa alguna, muy envejecido este tipo de humor.
Spoiler:
El gag final en el que un policía recibe un pastel en la cara después de preguntar a la pareja quién comenzó la pelea de pasteles ("Qué pelea de pasteles?", responde Ollie) y los persigue por la calle está completamente intacto.
En junio de 2015, se anunció en el taller de cine Mostly Lost en Culpeper, Virginia, que el coleccionista de películas Jon Mirsalis había redescubierto el segundo carrete de La batalla del siglo como una copia de 16 mm del negativo original de 35 mm. El carrete se encontró en la colección de películas del difunto Gordon Berkow, quien había adquirido la colección del difunto Robert Youngson, el escritor y director de varias compilaciones de películas de Laurel y Hardy. Youngson había recibido el carrete como una copia preliminar mientras trabajaba en su compilación de películas de 1957 The Golden Age of Comedy. La película fue inicialmente restaurada por Lobster Films, con la posterior restauración por parte de Jeff Joseph en colaboración con el Archivo de películas de UCLA. La primera proyección oficial tuvo lugar en el Festival de Cine de Telluride en septiembre de 2015, seguida de una proyección en el Festival de Cine de Londres BFI en octubre de 2015.
El 8 de abril de 2017, la película se proyectó en el Festival de Cine Silencioso de Toronto, con el acompañamiento en vivo de Ben Model. El 29 de mayo de 2017, se mostró en el Festival de Cine de Southend con el acompañamiento en vivo de Adam Ramet. Se proyectó en el taller de cine Mostly Lost en junio de 2016 en el primer aniversario del anuncio original, con Mirsalis acompañando la película al piano.
En 1963, Laurel escribió: 'Usamos 4.000 pasteles y en realidad eran pasteles reales (relleno y otros) y fueron suministrados por Los Angeles Pie Company. Cada día de rodaje de esa secuencia se entregó una nueva carga de vagones al plató del estudio. Tenía el récord de la pelea de pasteles más grande jamás representada para una película, pero se afirmó que este récord lo rompió la pelea de pasteles en The Great Race (1965) para la cual se compraron unos 4.000 pasteles. Sin embargo, mientras que todos los pasteles se lanzaron para la escena en la Batalla del Siglo, no todos los 4000 pasteles se lanzaron en La Gran Carrera. Más tarde, unos 200 de los pasteles sobrantes fueron arrojados al director Blake Edwards, quien dedicó su película al Sr. Laurel y al Sr. Hardy.
También en 2020, La Batalla del Siglo fue seleccionada para su conservación en el Registro Nacional de Cine de los Estados Unidos por la Biblioteca del Congreso por ser "cultural, histórica o estéticamente significativa".
Me queda una curiosidad que hay que ver por la fama que tiene, y por ser una pieza antropológica, pero esto es simple curiosidad, el humor me es de parvulario, le doy un plus por haber hecho algo épico en cine como es esa imagen colosal de esa calle llena de gente lanzándose tartas unos a otros cual precedente de la tomatina de Buñol, pero esperaba mucho más. Gloria Ucrania!!!
En 1927, el público amante del deporte estadounidense era plenamente consciente de lo que era "La batalla del siglo". Fue una referencia al segundo combate de boxeo entre Gene Tunney y Jack Dempsey (el que nuevamente terminó con la victoria de Tunney, pero ha perdurado en la controversia deportiva debido a la notoria "cuenta larga" que puede haber negado a Dempsey su victoria).
Dijeron que el éxito de la película se basaba en el momento de los lanzamientos de pasteles. "La cámara permanece en los rostros de las personas antes de que la tarta les llegue, con lo que el espectador sabe lo que va a ocurrir, pues estamos en bucle. Para mi no hay éxito, y mira que deseaba reírme. Me resulta todo reiterativo y sin chispa alguna, muy envejecido este tipo de humor.
Spoiler:
El gag final en el que un policía recibe un pastel en la cara después de preguntar a la pareja quién comenzó la pelea de pasteles ("Qué pelea de pasteles?", responde Ollie) y los persigue por la calle está completamente intacto.
En junio de 2015, se anunció en el taller de cine Mostly Lost en Culpeper, Virginia, que el coleccionista de películas Jon Mirsalis había redescubierto el segundo carrete de La batalla del siglo como una copia de 16 mm del negativo original de 35 mm. El carrete se encontró en la colección de películas del difunto Gordon Berkow, quien había adquirido la colección del difunto Robert Youngson, el escritor y director de varias compilaciones de películas de Laurel y Hardy. Youngson había recibido el carrete como una copia preliminar mientras trabajaba en su compilación de películas de 1957 The Golden Age of Comedy. La película fue inicialmente restaurada por Lobster Films, con la posterior restauración por parte de Jeff Joseph en colaboración con el Archivo de películas de UCLA. La primera proyección oficial tuvo lugar en el Festival de Cine de Telluride en septiembre de 2015, seguida de una proyección en el Festival de Cine de Londres BFI en octubre de 2015.
El 8 de abril de 2017, la película se proyectó en el Festival de Cine Silencioso de Toronto, con el acompañamiento en vivo de Ben Model. El 29 de mayo de 2017, se mostró en el Festival de Cine de Southend con el acompañamiento en vivo de Adam Ramet. Se proyectó en el taller de cine Mostly Lost en junio de 2016 en el primer aniversario del anuncio original, con Mirsalis acompañando la película al piano.
En 1963, Laurel escribió: 'Usamos 4.000 pasteles y en realidad eran pasteles reales (relleno y otros) y fueron suministrados por Los Angeles Pie Company. Cada día de rodaje de esa secuencia se entregó una nueva carga de vagones al plató del estudio. Tenía el récord de la pelea de pasteles más grande jamás representada para una película, pero se afirmó que este récord lo rompió la pelea de pasteles en The Great Race (1965) para la cual se compraron unos 4.000 pasteles. Sin embargo, mientras que todos los pasteles se lanzaron para la escena en la Batalla del Siglo, no todos los 4000 pasteles se lanzaron en La Gran Carrera. Más tarde, unos 200 de los pasteles sobrantes fueron arrojados al director Blake Edwards, quien dedicó su película al Sr. Laurel y al Sr. Hardy.
También en 2020, La Batalla del Siglo fue seleccionada para su conservación en el Registro Nacional de Cine de los Estados Unidos por la Biblioteca del Congreso por ser "cultural, histórica o estéticamente significativa".
Me queda una curiosidad que hay que ver por la fama que tiene, y por ser una pieza antropológica, pero esto es simple curiosidad, el humor me es de parvulario, le doy un plus por haber hecho algo épico en cine como es esa imagen colosal de esa calle llena de gente lanzándose tartas unos a otros cual precedente de la tomatina de Buñol, pero esperaba mucho más. Gloria Ucrania!!!