Media votos
6,5
Votos
5.704
Críticas
5.202
Listas
10
Recomendaciones
- Sus votaciones a categorías
- Mis críticas favoritas
- Contacto
-
Compartir su perfil
Voto de TOM REGAN:
7
2015
Neil Cross (Creador), Sam Miller
6,8
1.048
Thriller. Drama
John Luther, apartado de su trabajo y de Londres, recibe la visita de su antiguo compañero, el inspector Theo Bloom y de la sargento Emma Lane, que le dan una sorprendente noticia que le motiva a regresar a su antigua vida. En esos momentos, un asesino en serie caníbal siembra el caos en la ciudad. Luther se unirá a la investigación y a la caza del asesino, pero se sentirá perseguido en todo momento por los fantasmas de su pasado, y ... [+]
23 de marzo de 2017
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
53/13(21/03/17) Buena cuarta temporada de las aventuras de este singular agente británico, John Luther, oscura serie creada para la BBC por Neil Cross y dirigida por Sam Miller, que ahonda en las bajezas humanas, en la miseria mental que se esconde en nuestra retorcida psique, donde el protagonista encarnado de modo colosal por Idris Elba se convierte en némesis de los villanos que debe acercarse a ser como ellos para entenderlos y así combatirlos, ello mientras lucha contra sus demonios internos. La serie fue creada en 2010 y por la apretada agenda de Idris ha tenido que posponerse dos años, además de acortar los episodios de los cuatro anteriores (6 en la primera) a dos, donde en poco más de 100 minutos se entremezclan dos tramas que se retroalimentan ágilmente una de otra, siendo pilar absoluto en que se asienta el éxito y atractivo de la producción su titánico personaje protagónico. Idris Elba compone un atormentado, hastiado, sombrío y muy cognitivo (inspirado según Cross en Sherlock Holmes) agente de la ley, siempre bordeando la fina línea que separa lo legal de lo ilegal, batallando con sus fantasmas internos, y ello con su icónica figura de lacónico reflexivo, con su chaqueta tres cuartos, corbata roja y sus manos en los bolsillos. Esta vez deberá volver de su retiro en los acantilados de Dover para investigar dos casos paralelos, por un lado para averiguar quién ha asesinado (o no) a Alice, y por otro perseguir a un psicópata retorcido, un caníbal afectado del Síndrome de Cotard, enfermedad mental donde uno cree estar muerto, tanto figurada como literalmente, criminal claramente influenciado en la escritura del Thomas Harris de “Hannibal” y con algún toque al asesino perturbado de “Psycho” de Hitchcock. La mayor de las taras de este doble capítulo es la ausencia de la carismática Ruth Wilson, que hacía una brillante pareja con Elba.
Arranca con Luther viviendo apartado del mundanal ruido en una casita al borde los acantilados de Dover, hasta allí se desplazan los agentes policiales Theo Bloom (Darren Boyd) y Emma Lane (Rose Leslie), le llevan la noticia de que Alice Morgan (Ruth Wilson), ha muerto ahogada en Amberes en extrañas circunstancias. Esto hace que Luther, muy apegado a Alice, salga de su retiro para intentar dar con el responsable del probable asesinato, para ello secuestrará para interrogar a un capo de la mafia londinense, George Cornelius (Patrick Malahide). Entre medias ayudará a la policía a intentar dar con sanguinario y maquiavélico psicópata, Stephen Rose (John Heffernan). Tendrá importancia en la trama una enigmática mujer, Megan (Laura Haddock), el agente amigo de Luther, Michael Smiley (Benny Silver), y el jefe de policia Martin Schenk (Dermot Crowley).
La serie te atrapa desde su potente inicio, muy poético, vemos a Luther al borde de los acantilados blancos de Dover, en un muy poético plano cenital, una metáfora visual del personaje, siempre al límite del abismo, siempre al borde de la ley y remarcando su soledad ante un mundo enfermo, esto mezclado de modo onírico con imágenes de Luther hablando en una azotea (también al filo de una gran altura) con su fiel colega muerto Justin Ripley (Warren Brown). A esto siguen sus hipnóticos y magnéticos créditos iníciales creados por Nic Benns (“Hannibal” o “Peaky Blinders”) bajo el fascinante tema de Massive Attack “Paradise Circus” que ya te crea el clima de añoranza propio de la serie. Sigue por los senderos de las anteriores temporadas, aunque mejorando a la tercera, un tanto perezosa en su guión. Sigue exhibiendo buenos momentos de duelos psicológicos en que Luther debe metamorfosearse mentalmente en el asesino para poder llegar a pensar lo que él piensa, en este caso un villano cliché en su maldad, pero muy bien desarrollado en su perversa mentalidad vampírica de sorber la vida de los demás, su supuesta felicidad. Esto es uno de los fuertes de la escritura, como radiografía los rincones tétricos del espíritu complejo humano.
Tiene un ritmo trepidante, no da respiro al espectador, en su metraje da tiempo a meter entradas cual pistolero en un salón con de enemigos, un rapto para interrogar, explosiones, duelos psicológicos, persecuciones, asesinos a sueldo, un clímax enérgico, y más en un doble capítulo donde Luther debe ir de un lado a otro, de un caso a otro cual funambulista. Quizás demasiado acelerada a veces, perdiendo un poco orgánicamente, sabe imprimir intensidad en base a una creación de una densa atmósfera, embebida de lúgubres toques, sabiendo entretejer a los argumentos las relaciones personales que hacen que al final sintamos que las personas que persiguen a estas “bestias” humanas terminen pareciéndose a ellas, ejemplo es la transformación que tiene la agente que en un momento dado, por su sentimiento de venganza dice que quiere encontrar al asesino y arrancarle su corazón para comérselo, después le dice a Luther que quiere hacer cualquier cosa para detenerlo (se supone que sobrepasando la ley), demostrando como afecta psicológicamente a esta gente que anda tan cerca del mal puro, esto una de las marcas de la serie, la simbiosis turbadora que se puede establecer entre asesinos y policías.
Mantiene la serie su punto macabro y cruento, pero siendo más subliminal que explícito, la violencia atávica de este caníbal solo está fuera de campo, solo asistimos a sus escenarios del mal,. Estos desarrollados en un Londres feista, mugriento, sucio, de sótanos asquerosos, bloques de viviendas decadentes, edificios abandonados, ello se suma a un estado de melancolía constante, señalado por constantes cielos grises que no dejan ver la luz, emitiendo frialdad ambiental, esta cala y nos hace partícipes de la tristeza en el aire que deriva en intensidad dramática. Se suma a diálogos bien trabajados, inteligentes, imaginativos, profundos, estos sirven para acentuar la ambigua personalidad de los personajes, sabiendo hacer fluir el desarrollo en un increscendo neurálgico hasta su clímax final.
Arranca con Luther viviendo apartado del mundanal ruido en una casita al borde los acantilados de Dover, hasta allí se desplazan los agentes policiales Theo Bloom (Darren Boyd) y Emma Lane (Rose Leslie), le llevan la noticia de que Alice Morgan (Ruth Wilson), ha muerto ahogada en Amberes en extrañas circunstancias. Esto hace que Luther, muy apegado a Alice, salga de su retiro para intentar dar con el responsable del probable asesinato, para ello secuestrará para interrogar a un capo de la mafia londinense, George Cornelius (Patrick Malahide). Entre medias ayudará a la policía a intentar dar con sanguinario y maquiavélico psicópata, Stephen Rose (John Heffernan). Tendrá importancia en la trama una enigmática mujer, Megan (Laura Haddock), el agente amigo de Luther, Michael Smiley (Benny Silver), y el jefe de policia Martin Schenk (Dermot Crowley).
La serie te atrapa desde su potente inicio, muy poético, vemos a Luther al borde de los acantilados blancos de Dover, en un muy poético plano cenital, una metáfora visual del personaje, siempre al límite del abismo, siempre al borde de la ley y remarcando su soledad ante un mundo enfermo, esto mezclado de modo onírico con imágenes de Luther hablando en una azotea (también al filo de una gran altura) con su fiel colega muerto Justin Ripley (Warren Brown). A esto siguen sus hipnóticos y magnéticos créditos iníciales creados por Nic Benns (“Hannibal” o “Peaky Blinders”) bajo el fascinante tema de Massive Attack “Paradise Circus” que ya te crea el clima de añoranza propio de la serie. Sigue por los senderos de las anteriores temporadas, aunque mejorando a la tercera, un tanto perezosa en su guión. Sigue exhibiendo buenos momentos de duelos psicológicos en que Luther debe metamorfosearse mentalmente en el asesino para poder llegar a pensar lo que él piensa, en este caso un villano cliché en su maldad, pero muy bien desarrollado en su perversa mentalidad vampírica de sorber la vida de los demás, su supuesta felicidad. Esto es uno de los fuertes de la escritura, como radiografía los rincones tétricos del espíritu complejo humano.
Tiene un ritmo trepidante, no da respiro al espectador, en su metraje da tiempo a meter entradas cual pistolero en un salón con de enemigos, un rapto para interrogar, explosiones, duelos psicológicos, persecuciones, asesinos a sueldo, un clímax enérgico, y más en un doble capítulo donde Luther debe ir de un lado a otro, de un caso a otro cual funambulista. Quizás demasiado acelerada a veces, perdiendo un poco orgánicamente, sabe imprimir intensidad en base a una creación de una densa atmósfera, embebida de lúgubres toques, sabiendo entretejer a los argumentos las relaciones personales que hacen que al final sintamos que las personas que persiguen a estas “bestias” humanas terminen pareciéndose a ellas, ejemplo es la transformación que tiene la agente que en un momento dado, por su sentimiento de venganza dice que quiere encontrar al asesino y arrancarle su corazón para comérselo, después le dice a Luther que quiere hacer cualquier cosa para detenerlo (se supone que sobrepasando la ley), demostrando como afecta psicológicamente a esta gente que anda tan cerca del mal puro, esto una de las marcas de la serie, la simbiosis turbadora que se puede establecer entre asesinos y policías.
Mantiene la serie su punto macabro y cruento, pero siendo más subliminal que explícito, la violencia atávica de este caníbal solo está fuera de campo, solo asistimos a sus escenarios del mal,. Estos desarrollados en un Londres feista, mugriento, sucio, de sótanos asquerosos, bloques de viviendas decadentes, edificios abandonados, ello se suma a un estado de melancolía constante, señalado por constantes cielos grises que no dejan ver la luz, emitiendo frialdad ambiental, esta cala y nos hace partícipes de la tristeza en el aire que deriva en intensidad dramática. Se suma a diálogos bien trabajados, inteligentes, imaginativos, profundos, estos sirven para acentuar la ambigua personalidad de los personajes, sabiendo hacer fluir el desarrollo en un increscendo neurálgico hasta su clímax final.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Reseñable es el gusto de Neil cross en construir figuras femme fatale, si en las tres temporadas anteriores era la magnífica Ruth Wilson en el memorable rol de Alice Morgan, a la que gustaba jugar con la inteligencia de Luther. En esta cuarta entrega ha desaparecido, supongo que por estar inmersa en la notable serie “The affair”, y han creado a Megan Cantor, una misteriosa y bella mujer que parece manipular a Luther, juega con su pasado y su presente malévolamente, lo hace de modo astuto y artero, consiguiendo descolocar a nuestro héroe. Produciendo entre los dos momentos de una tensión incisiva penetrante por el jugo emocional que desprenden.
Idris Elba sigue imponiendo su arrollador carisma, su porte majestuoso, su mirada profunda, desprendiendo mundo interior en sus silencios, de voz cautivadora, y a la vez de exhibir dureza sabe dejar entrever grietas en su alma, Magno; Laura Haddock en el rol que parece haber cogido el testigo de Ruth Wilson deja gran sabor de boca en su mesura y contención, y sumado a una perfidia punzante; Rose Leslie como la agente Emma está un poco cliché, le falta darle fondo, más allá de darle la disfuncionalidad de ser pareja de una mujer embarazada; Patrick Malahide deja una muy grata impresión como portador de la clásica flema británica, con una regia personalidad, con cinismo, mordacidad y autosuficiencia mantiene algún formidable tour de forcé con Elba; John Heffernan es el villano, bastante plano y poco desarrollado, mero figura maligna.
En el apartado de las taras cabe achacarle cierta precipitación hacia su final que provoca algunos recursos forzados, que se suma a cierto comportamiento incoherente en Luther que chirría (spoiler); también su final en un edificio abandonado en cierto modo es copiado del anterior de la tercera temporada, falta originalidad; asimismo están muy desaprovechados los personajes cruciales en otras temporadas, Martin Schenk (Dermot Crowley) y Benny (Michael Smiley), aquí meras muletas sin peso alguno.
Spoiler:
La motivación de Megan para haber matado a Alice y así forzar a Luther a ser un justiciero con un caso 20 años atrás parece bastante débil y complicada de creer; Que el caníbal asesine aleatoriamente a cualquiera de sus 200 víctimas potenciales (los que espiaba) y justo cuando la policía da con un antiguo amor del villano este llegue minutos antes a secuestrarla no aguanta el menor análisis, demasiado azaristico; No se entiende que Luther le sigue el juego a Megan de ese modo tan superficial, ella se supone que ha asesinado a Alice, su alma gemela, y sin embargo la deja libre de un modo chirriante, es sin duda para dar pie a una supuesta quinta temporada, pero no pega con Luther dejarla irse de rositas con el vacío mensaje “voy a por ti”.
Momentos recordables: El tenso tramo en que Theo se acerca al frigorífico y lo abre, explotando de modo atronador; Luther entrando en un garito de malos malísimos, uno de ellos le apunta con una pistola en la cabeza y él estoicamente dice “es broma”, glorioso; La entrada en la vivienda del asesino por parte de Luther y la consiguiente persecución; El espectacular modo en que Luther se defiende de unos asesinos a sueldo que van en moto, con el arma de un cubo de basura; El clímax final en el hospital abandonado, con toques de terror estimable.
Buena cuarta temporada, recomendable a los seguidores d ela serie, y alos que no laq conozcan, sin ser sobresaliente entretiene y deja buenas sensaciones. Fuerza y honor!!!
Idris Elba sigue imponiendo su arrollador carisma, su porte majestuoso, su mirada profunda, desprendiendo mundo interior en sus silencios, de voz cautivadora, y a la vez de exhibir dureza sabe dejar entrever grietas en su alma, Magno; Laura Haddock en el rol que parece haber cogido el testigo de Ruth Wilson deja gran sabor de boca en su mesura y contención, y sumado a una perfidia punzante; Rose Leslie como la agente Emma está un poco cliché, le falta darle fondo, más allá de darle la disfuncionalidad de ser pareja de una mujer embarazada; Patrick Malahide deja una muy grata impresión como portador de la clásica flema británica, con una regia personalidad, con cinismo, mordacidad y autosuficiencia mantiene algún formidable tour de forcé con Elba; John Heffernan es el villano, bastante plano y poco desarrollado, mero figura maligna.
En el apartado de las taras cabe achacarle cierta precipitación hacia su final que provoca algunos recursos forzados, que se suma a cierto comportamiento incoherente en Luther que chirría (spoiler); también su final en un edificio abandonado en cierto modo es copiado del anterior de la tercera temporada, falta originalidad; asimismo están muy desaprovechados los personajes cruciales en otras temporadas, Martin Schenk (Dermot Crowley) y Benny (Michael Smiley), aquí meras muletas sin peso alguno.
Spoiler:
La motivación de Megan para haber matado a Alice y así forzar a Luther a ser un justiciero con un caso 20 años atrás parece bastante débil y complicada de creer; Que el caníbal asesine aleatoriamente a cualquiera de sus 200 víctimas potenciales (los que espiaba) y justo cuando la policía da con un antiguo amor del villano este llegue minutos antes a secuestrarla no aguanta el menor análisis, demasiado azaristico; No se entiende que Luther le sigue el juego a Megan de ese modo tan superficial, ella se supone que ha asesinado a Alice, su alma gemela, y sin embargo la deja libre de un modo chirriante, es sin duda para dar pie a una supuesta quinta temporada, pero no pega con Luther dejarla irse de rositas con el vacío mensaje “voy a por ti”.
Momentos recordables: El tenso tramo en que Theo se acerca al frigorífico y lo abre, explotando de modo atronador; Luther entrando en un garito de malos malísimos, uno de ellos le apunta con una pistola en la cabeza y él estoicamente dice “es broma”, glorioso; La entrada en la vivienda del asesino por parte de Luther y la consiguiente persecución; El espectacular modo en que Luther se defiende de unos asesinos a sueldo que van en moto, con el arma de un cubo de basura; El clímax final en el hospital abandonado, con toques de terror estimable.
Buena cuarta temporada, recomendable a los seguidores d ela serie, y alos que no laq conozcan, sin ser sobresaliente entretiene y deja buenas sensaciones. Fuerza y honor!!!