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Voto de TOM REGAN:
9
7,5
50.112
Romance. Drama
Benjamin Braddock (Dustin Hoffman) vuelve a casa después de terminar sus estudios universitarios. Es un joven que alberga un gran rencor contra la hipocresía y la corrupción de la sociedad que lo rodea. La señora Robinson (Anne Bancroft), una amiga de la familia, se encapricha de él y lo hace su amante. Pero cuando Benjamin conoce a Elaine (Katharine Ross), la hija de la señora Robinson, todo se complica... (FILMAFFINITY)
28 de noviembre de 2014
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
175/14(23/11/14) El director nacido en Berlín el 6 de noviembre de 1931 Michael Igor Peschkowsky, más conocido como Mike Nichols, murió de un ataque al corazón el 19 de noviembre de este año 2014 en Nueva York, con 83 años, fue un polifacético tipo que está entre un escaso grupo de personas que han ganado el premio Emmy (a la televisión, 2 veces por las series “Wit” y “Angels in America”), el Grammy (por la música del disco “Una tarde con Mike Nichols y Elaine May”), un Oscar (por “El graduado”), y el Tony Award (a la dirección teatral en 4 ocasiones). Con motivo de su fallecimiento he revisionado su más popular realización, fue su segundo largometraje y tocó el cielo con este Mítico e Icónico film de finales de los sesenta, un estudio de personajes a través de una sociedad aletargada, una feroz crítica a la burguesía, y una magistral radiografía de la juventud sin rumbo, se hace un fresco de ese momento crucial en la vida que todo chico debe elegir qué camino tomar, todo ello mezclado con unos actores en estado de gracia, un Dustin Hoffman divertidísimo, una Anne Bancroft sensual, una Catharine Ross encantadora, y el cuarto protagonista, las canciones mágicas de Simon & Garfunkel (ligados desde entonces a este film) el resultado fue una comedia agridulce que supuso la más taquillera cinta del año. Una Obra que supuso una bomba de relojería que explotó en escándalo en la anquilosada moral americana, tratando un tema tan escabroso como un adulterio, producido entre una mujer mayor que seduce a un joven de apenas 20 años. Retrata una familia americana disfuncional, con infidelidades, doble moral, hipócrita, matrimonios que duermen en diferentes habitaciones, materialismo, pragmatismo, casamientos de penalti, divorcios, o alcoholismo son temas tocados en este fenomenal trabajo fílmico. Omitida sinopsis por falta de espacio.
Los guionistas Calder Willingham (“Senderos de gloria”, “Vikingos” o “Pequeño gran hombre”) y Buck Henry (“Superagente 86”, “Trampa 22” o “Todo por un sueño”) se basan en la novela homónima de Charles Webb (hace un cameo como empleado del hotel) de 1966, la escribió tras graduarse en la universidad, inspirándose en sus propias experiencias. Se ahonda en el despertar sexual de un joven introvertido y fuera de lugar, alienado por un entorno que le insatisface, sobre el tedio que precede a la rebeldía, sobre la grita generacional entre padres e hijos, se aborda mediante un sutil coctel de comedia mordaz y de drama decadente, evoluciona en un tono punzante, cómico, sardónico, por momentos hundiéndose en trazos de existencialismo con el potente montaje en que encadenan la monotonía en la que está sumergido Benjamin, un chico sumido en la infelicidad, en la desidia, en la inercia, en el nihilismo, su relación meramente sexual con una vacía mujer solo le reporta vacuidad, de pronto encuentra un objetivo en la vida, haya una motivación, quizás porque le es cuasi-imposible conseguirlo, y se aferra a ella como el centro de su existencia, la historia se convierte en una travesía del despertar a la vida de Ben, en contraposición a una sociedad corrompida moralmente, donde priman las falsas apariencias, la fachada que esconde realidades decadentes. El guión nos deja unos diálogos frescos, incisivos, virulentos, expuestos en medio de situaciones maravillosamente hiladas, con un delirante simbolismo sensorial. Asimismo la cinta nos deja una fenomenal construcción de secundarios en pocos trazos los padres de él nos quedan definidos en unos rasgos exagerados de sobreprotectores, dejándonos jocosas situaciones. La película te atrapa ya desde su fascinante inicio bajo los acordes del hipnótico tema “The sounds of silence” de Simon & Garfunkel, que sientan como un anillo al melancólico relato.
La puesta en escena resulta magnífica, sobre todo teniendo en cuenta que fue un film de bajo presupuesto, empezando por un brillante diseño de producción de Richard Sylbert (“Chinatown”), conjugando escenarios, la casa de Benjamin, el hotel, la pensión en San Francisco, el buen uso del Golden Gate, la modernista Iglesia, y esto embellecido por la espléndida fotografía de Robert Surtees (“Ben-Hur”), jugando con planos y angulaciones prodigiosas, para el recuerdo eterno el plano bajo la pierna flexionada de la Sra. Robinson y al fondo un subyugado Benjamin, o las superposiciones alegóricas, o zooms vibrantes, o experimentando con el teleobjetivo como en el tramo en que benjamín corre a la Iglesia, o tomas subjetivas, o trémulos primeros planos, como en el momento traje de buceo, para emitirnos lo extraterrestre que se siente Ben, soberbio, y está la Colosal música, pocas veces en la historia del cine unas canciones han estado más ligadas a un film, se ajustan al tono melancólico del relato con el látex al cuerpo, un turbador canalizador de emociones, el dúo Simon & Garfunkel fueron atomizados universalmente con “El graduado”, el dueto incluyó en el film 4 temas, “The sounds of silence”, “April Come She Will”, “Scarborough Fair” y “Mrs. Robinson”, el disco de la BSO fue un tremendo éxito, superando al “White álbum” de los Beatles, está la música de acompañamiento de Dave Grusin (“Los fabulosos Baker Boys”), que queda opacada por las canciones de la pareja. Esto realzado por el extraordinario montaje de Sam O’Steen (“Rosemary’s baby”), que compone tramos rebosantes de un lirismo visual apoteósico, con transiciones memorables, con elipsis que han marcado un antes y después. (Continua en spoiler)
Los guionistas Calder Willingham (“Senderos de gloria”, “Vikingos” o “Pequeño gran hombre”) y Buck Henry (“Superagente 86”, “Trampa 22” o “Todo por un sueño”) se basan en la novela homónima de Charles Webb (hace un cameo como empleado del hotel) de 1966, la escribió tras graduarse en la universidad, inspirándose en sus propias experiencias. Se ahonda en el despertar sexual de un joven introvertido y fuera de lugar, alienado por un entorno que le insatisface, sobre el tedio que precede a la rebeldía, sobre la grita generacional entre padres e hijos, se aborda mediante un sutil coctel de comedia mordaz y de drama decadente, evoluciona en un tono punzante, cómico, sardónico, por momentos hundiéndose en trazos de existencialismo con el potente montaje en que encadenan la monotonía en la que está sumergido Benjamin, un chico sumido en la infelicidad, en la desidia, en la inercia, en el nihilismo, su relación meramente sexual con una vacía mujer solo le reporta vacuidad, de pronto encuentra un objetivo en la vida, haya una motivación, quizás porque le es cuasi-imposible conseguirlo, y se aferra a ella como el centro de su existencia, la historia se convierte en una travesía del despertar a la vida de Ben, en contraposición a una sociedad corrompida moralmente, donde priman las falsas apariencias, la fachada que esconde realidades decadentes. El guión nos deja unos diálogos frescos, incisivos, virulentos, expuestos en medio de situaciones maravillosamente hiladas, con un delirante simbolismo sensorial. Asimismo la cinta nos deja una fenomenal construcción de secundarios en pocos trazos los padres de él nos quedan definidos en unos rasgos exagerados de sobreprotectores, dejándonos jocosas situaciones. La película te atrapa ya desde su fascinante inicio bajo los acordes del hipnótico tema “The sounds of silence” de Simon & Garfunkel, que sientan como un anillo al melancólico relato.
La puesta en escena resulta magnífica, sobre todo teniendo en cuenta que fue un film de bajo presupuesto, empezando por un brillante diseño de producción de Richard Sylbert (“Chinatown”), conjugando escenarios, la casa de Benjamin, el hotel, la pensión en San Francisco, el buen uso del Golden Gate, la modernista Iglesia, y esto embellecido por la espléndida fotografía de Robert Surtees (“Ben-Hur”), jugando con planos y angulaciones prodigiosas, para el recuerdo eterno el plano bajo la pierna flexionada de la Sra. Robinson y al fondo un subyugado Benjamin, o las superposiciones alegóricas, o zooms vibrantes, o experimentando con el teleobjetivo como en el tramo en que benjamín corre a la Iglesia, o tomas subjetivas, o trémulos primeros planos, como en el momento traje de buceo, para emitirnos lo extraterrestre que se siente Ben, soberbio, y está la Colosal música, pocas veces en la historia del cine unas canciones han estado más ligadas a un film, se ajustan al tono melancólico del relato con el látex al cuerpo, un turbador canalizador de emociones, el dúo Simon & Garfunkel fueron atomizados universalmente con “El graduado”, el dueto incluyó en el film 4 temas, “The sounds of silence”, “April Come She Will”, “Scarborough Fair” y “Mrs. Robinson”, el disco de la BSO fue un tremendo éxito, superando al “White álbum” de los Beatles, está la música de acompañamiento de Dave Grusin (“Los fabulosos Baker Boys”), que queda opacada por las canciones de la pareja. Esto realzado por el extraordinario montaje de Sam O’Steen (“Rosemary’s baby”), que compone tramos rebosantes de un lirismo visual apoteósico, con transiciones memorables, con elipsis que han marcado un antes y después. (Continua en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Momentos recordables, algunos dichos, otros: El comienzo, fiesta de graduación, hay un puñado de gente de mediana edad hablando de nada en particular, Nichols la filma con primeros planos de manos, despersonalizando a los presentes, figuras cuasi-decorativas para Ben, chico que intenta escapar del lugar; El primer tramo de seducción de la Sra. Robinson a Benjamín, perturbador y delirantemente divertido, se entremezclan la picardía de ella con la ingenuidad de él, tiene su continuación en la primera cita en el hotel, desternillante, el nervioso diálogo con recepcionista, el momento en que entra en una convención, la charla alterada con la Sra., en la habitación las dudas de él, cabeceando la pared, hasta que las armas de mujer lo socaban; El Famoso plano mencionado entre la pierna de la Sra. Mientras Ben dice <Sra. Robinson, usted está tratando de seducirme>; La conversación en la cama de la Sra. y Ben, él quiere saber algo de ella, esta es reticente, al final de espaldas a él sabremos de su infelicidad forzada por su embarazo, de gran hondura dramática; La cita de Ben con Elaine, como empieza de modo megabrusco, con el siendo arisco, llevándola a un Club de striptease, y derivando en enamoramiento; La confesión de Ben a Ealine, rodada con una grandiosa maestría, con un plano sublime, Ben se lo cuenta a Elaine, y tras ellos, entre medio de la puerta la cortante mirada de la Sra., él es echado de la habitación y la Sra. está al fondo del pasillo achicada por los acontecimientos, formidable; La tronchante charla de Ben con sus padres a los que les dice sin anestesia que se va a casar con Elaine, para al final decirles que no solo ella no lo sabe, es que ella le odia, una minucia; El trepidante tramo final que hace protagonista al alfa romeo rojo de ben, y por supuesto a la música de Simon & Garfunkel, en una edición frenética, siendo el clímax en la Iglesia, con un simbolismo supremo, primero Ben gritando a través de un cristal para impedir se den el si Elaine y su novio, los padres de ella se dan la vuelta y los vemos desde el punto de vista silente de ben gritar salvajemente, Elaine lo ve y no se lo piensa corre hacia él, Ben baja, los invitados le atacan, el se defiende con un crucifijo a modo de estaca, salen del templo y ponen el crucifijo de cerrojo en la puerta, los dos corren y se montan en un bus, se sientan en el fondo, agarrados de las manos, mirando al frente y sonriendo, Antológico final.
Dustin Hoffman en su primer rol importante lo borda, transmite honda humanidad, muestra con veracidad su viaje iniciático, soportando primeros planos que exponen el sinsabor de su mundo, en su relación con la Sra. nos deja gran candidez y torpeza, muy divertido, expresándose con tartamudeo y gemidos, y avanzando el metraje crece su autoconfianza, cuando en su vida tiene una meta por la que luchar. Anne Bancroft con un embrujador carisma, es un volcán de sensualidad, demostrando adustez, aspereza, y a la vez un fino erotismo seductor, moviéndose con mucha seguridad en sí misma, una narcisista que maneja cual maestra de marionetas a Ben, pero que a la vez deja traslucir fragilidad anímica, excelente, y entre ella y Hoffman una efervescente química. Katharine Ross encarna con dulzura y mucha empatía a su Elaine, es la contraposición angelical a su madre, una manipuladora perversa. Destacaría entre los secundarios a Norman Fell, McCleery, el regente de la pensión que habita Ben en san Francisco, un cascarrabias que ve agentes desestabilizadores en todas partes.
Como defecto, se podría haber pulido algo más el enamoramiento entre Elaine y Ben, queda algo liviano para que él se eche el mundo a cuestas para conseguirla, también se echa algo en falta en la segunda mitad a la Sra. Robinson, desapareciendo casi por completo.
Clásico Imperecedero, Atemporal y Universal, que marcó una época. Fuerza y honor!!!
Crítica sesgada por el límite de caracteres, para ver íntegra ir a: http://tomregan.blogspot.com/2014/11/el-graduado.html
Dustin Hoffman en su primer rol importante lo borda, transmite honda humanidad, muestra con veracidad su viaje iniciático, soportando primeros planos que exponen el sinsabor de su mundo, en su relación con la Sra. nos deja gran candidez y torpeza, muy divertido, expresándose con tartamudeo y gemidos, y avanzando el metraje crece su autoconfianza, cuando en su vida tiene una meta por la que luchar. Anne Bancroft con un embrujador carisma, es un volcán de sensualidad, demostrando adustez, aspereza, y a la vez un fino erotismo seductor, moviéndose con mucha seguridad en sí misma, una narcisista que maneja cual maestra de marionetas a Ben, pero que a la vez deja traslucir fragilidad anímica, excelente, y entre ella y Hoffman una efervescente química. Katharine Ross encarna con dulzura y mucha empatía a su Elaine, es la contraposición angelical a su madre, una manipuladora perversa. Destacaría entre los secundarios a Norman Fell, McCleery, el regente de la pensión que habita Ben en san Francisco, un cascarrabias que ve agentes desestabilizadores en todas partes.
Como defecto, se podría haber pulido algo más el enamoramiento entre Elaine y Ben, queda algo liviano para que él se eche el mundo a cuestas para conseguirla, también se echa algo en falta en la segunda mitad a la Sra. Robinson, desapareciendo casi por completo.
Clásico Imperecedero, Atemporal y Universal, que marcó una época. Fuerza y honor!!!
Crítica sesgada por el límite de caracteres, para ver íntegra ir a: http://tomregan.blogspot.com/2014/11/el-graduado.html