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España España · almeria
Voto de TOM REGAN:
9
Drama Con sólo catorce años, Antoine Doinel se ve obligado no sólo a ser testigo de los problemas conyugales de sus padres, sino también a soportar las exigencias de un severo profesor. Un día, asustado porque no ha cumplido un castigo impuesto por el maestro, decide hacer novillos con su amigo René. Inesperadamente, ve a su madre en compañía de otro hombre; la culpa y el miedo lo arrastran a una serie de mentiras que poco a poco van calando ... [+]
7 de junio de 2019
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
90/20(30/05/19) Maravilloso Icono del Séptimo Arte la ópera prima en la dirección del parisino François Truffaut y que junto a “El bello Sergio” (1958) de Claude Chabrol dio origen a la Nouvelle Vague influenciado en este caso del neorrealismo italiano en su modo de una ambientación en escenarios naturales de dónde saca historias micro-mundanas que proyectaban algo macro, en este caso exponiendo una sociedad que no sabiendo tratar a su juventud la reprimía con el sentido del que quiere matar moscas a cañonazos. Obra que radiografía con bisturí naturalista la infancia, su rebeldía, su inconformismo enfrentado a unos referentes morales de una sociedad (padres, profesores, autoridades,…) que no saben comprender esta complicada etapa de la vida, resultando un conmovedor ataque a la educación represiva. En gran parte autobiográfica, la película cuenta la difícil infancia de Antoine Doinel (gran Jean-Pierre Léaud), sus relaciones con sus padres, pequeños fechorías, novillos escolares. En el estilo de Truffaut está influenciado de películas francesas que lo marcaron, con referencias a otras obras, sobre todo una escena tomada al por mayor de Zéro de conduite de Jean Vigo. El brillante actor Jean-Pierre Léaud se convierte en alter ego del realizador, pasando a ser su actor fetiche, protagonizando cinco films más de Truffaut, siempre encarnando el mismo personaje Antoine Doinel en cuatro obras más (en el cortometraje Antoine et Colette de 1962, y en los largometrajes Besos robados de 1968, Domicilio conyugal de 1970, y El amor en fuga 1979). Película dedicada a memoria de André Bazin, mentor del cineasta fallecido un año antes del estreno en cines, día después del comienzo del rodaje. La expresión faire les 400 coups significa algo así como hacer todas las tonterías posibles. Esta película forma parte de la lista de 50 películas para ver antes de cumplir 14 años, establecida en 2005 por el British Film Institute, integra hasta el top 10 de esta lista. Los 400 golpes recibió numerosos premios y nominaciones, incluido el Premio del Festival de Cine de Cannes al Mejor Director, el Premio OCIC. La película también fue nominada para un Oscar a la Mejor Escritura en 1960 (perdió ante el de “Confidencias de medianoche”). La película tuvo un total de 4.092.970 entradas vendidas en Francia, por lo que es la película más exitosa de Truffaut en su país de origen. Quedando una incisiva historia sobre los problemas de un niño de 12 años enaltecido por ese mítico último plano congelado.

El carácter autobiográfico, elementos coincidentes con la vida de Truffaut durante su juventud: la difícil relación con su madre, Gilberte (Claire Maurier), y con su padrastro, Julien (Albert Rémy), con los que apenas convivió hasta los ocho años (el tiempo que pasó con su abuela materna, la cual le inculcó la afición a la lectura); los problemas de adaptación a la rigidez de la disciplina escolar; la complicidad con su íntimo amigo Robert Lachenay (René, en el film - Patrick Auffay), en casa del cual pasó buena parte de su infancia para evitar estar con sus padres; y, finalmente, las ausencias escolares y los pequeños hurtos que acabarían con Truffaut/Doinel en diversos reformatorios; Asimismo Truffaut riega con dosis nostálgicas de cinefilia el metraje con carteles de cine o sesiones en salas.

La historia tiene una progresión bien marcada, desde su tono inicial desenfadado, más vitalista, con las travesuras in crescendo de Antoine, mostrando sus “aventuras” en la escuela con el rígido y represivo profesor (con sus métodos añejos, como regaña a alumnos de espaldas, como les reprende físicamente con el lanzamiento de tizas, como sienten los picores sexuales deleitándose con pi-ups de calendario, como se saltan clases para disfrutar de un día de asueto con su amigo René (Patrick Auffay), mítica la secuencia de Antoine en la “olla centrifugadora” (también van al cine, fuman, beben, falsifican notas de padres, …), o la divertida secuencia vista en picado de los alumnos por la calle siguiendo en fila al profesor de gimnasia rítmica, y a cada despiste del maestro los alumnos van desapareciendo por las esquinas o por soportales. Truffaut consigue que el espectador se identifique el problemático Antoine, sentimos que solo es un chico imaginativo en un hogar que disfuncional, vive en un mundo de mayores que no son de ningún modo referentes morales para él, se siente perdido, solo encuentra válvula de escape en Balzac y en las correrías con su colega René. Sentimos a Antoine cercano por su espontaneidad, por el modo creíble en que afronta cada problema, por el estoicismo con que soporta los castigos, nos sentimos cercano a sus vicisitudes, sentimos su desorientación en un hogar que no respira amor, una madre infiel y un padre que se entera una noche por una discusión con su madre que no es su progenitor. Exponiendo crudamente la grieta generacional entre padres e hijos, la incomunicación entre jóvenes y adultos.

Los adultos nos son mostrados como parcos en ideas, solo responden a las inquietudes y (inherente) ociosidad de los niños con desconfianza, violencia, asfixia anímica, atemorizando su espíritu, no saben educar, si no imponer a la fuerza, y esto en muchos casos hace que el noble y cándido espíritu juvenil termine por explotar; Antoine con los padres solo tiene un tramo de felicidad, cuando tras la última “desgracia” provocada por la ingenuidad (el altar con velas a Balzac desemboca en un incendio), los padres, y sobre todo la madre impulsa una salida nocturna para ir al cine y los vemos reír en el auto de vuelta a casa, pero esto solo es un oasis antes del rush final donde el clima se enrarece de modo cortante, hasta desembocar en secuencias que duelen y conmueven (esas lágrimas de Antoine) de modo soberbio, para asistir a una declaración-soliloquio en primer plano estremecedora a una psicóloga de su juventud, de sus errores, su relación con la familia, ...(sigo en spoiler).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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