La inicial "Ginger Snaps" estaba más o menos curiosilla, no así su secuela que lo único que aporta es mayor densidad hemoglobínica y el protagonismo del personaje de Brigitte, la hermana "no contaminada" de la primera parte. Esta segunda parte está dirigida por un director realmente inepto y escrita de manera confusa, abigarrada y torpe. Se intenga jugar con una mezcla de realidad/alucinación con tan poca habilidad que acabamos teniendo la impresión de que la enloquecida protagonista está menos flipada que nosotros viéndola. Difícil enterarse bien de lo que se está narrando y además de no aportar nada nuevo a la saga, la empeora.

Si os gustó la primera, haceos un favor y saltaos ésta para pasar a la tercera que está mucho mejor.