Haz click aquí para copiar la URL
Tajikistan Tajikistan · Demonlandia
Voto de Neathara:
6
Fantástico. Romance. Drama Érase una vez un mercader arruinado que vivía con su hijo Ludovic y sus tres hijas. Dos de ellas, Felicie y Adelaide, son seres egoístas que explotan a su hermana pequeña Bella. Un día, el padre se pierde en el bosque y llega hasta un castillo. Allí encuentra una preciosa rosa y decide cogerla para Bella, entonces aparece el señor del castillo que le impondrá un duro castigo por su osadía. (FILMAFFINITY)
8 de agosto de 2009
42 de 49 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un anciano arranca un rosa de un jardín encantado para su hija preferida; al instante, surge un bramido terrible que rompe la calma de la tarde y un ser monstruoso aparece para exigir un pago de muerte por la rosa robada. Así da comienzo uno de los más hermosos cuentos de hadas que se hayan escrito jamás.

Todos conocen el resto: la Bestia -el chico malo- sucumbe ante los encantos de la joven buena e inocente y gracias al amor que ella acaba sintiendo por él se transforma en un hombre hermoso. Una historia por tanto universal que eleva a las alturas de lo poético ese impulso redentor que lleva a las mujeres a creer que cualquier hombre merece ser salvado de sí mismo, que cualquier ser humano merece ser querido a pesar de todo.

Pero la esencia romántica no se encuentra en esta versión de Jean Cocteau, tan acartonada en su descripción de situaciones y personajes. Aquí ni la Bella y la Bestia evolucionan ni entendemos el porqué de su amistad o de su posterior enamoramiento. Creo que el cuento no fue más que un vehículo para crear un mundo estético... esos visillos fantasmales bailando en el pasillo de piedra, las manos que brotan de las paredes para esgrimir candelabros que nunca se apagan, las estatuas que sonríen al paso de los amantes, el vuelo suspendido como una escena de Botticelli, el espejo que habla, la maraña negra y petrificada del bosque...Visualmente, estamos no ante un cuadro, sino ante una sucesión pictórica de escenografía viva y mágica que traslada simplemente a otro estado de la mente, aquel que absorbe la luz de la belleza pura sin cuestionarse su verdadera sustancia.

Tanta imaginería exquisita y onírica puede hacerte olvidar que en realidad, antes de que existiese el cine, existían los cuentos de hadas. Pero estaban ahí y aquellos que los narraban sólo utilizaron palabras para transmitirlas a través de los tiempos. Sobrevivieron a pesar de todo y eso nos enseña algo sobre la diferencia entre el nivel más esencial de la narración y la redundancia que supone el cine cuando intenta construir la imagen por encima del lenguaje. En "La Bella y la Bestia", el lenguaje ha sido desterrado: no sé si es un logro, pero aunque resulte una visión maravillosa, no es un cuento de hadas.
Neathara
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow