Cuantos más textos de Neil Simon veo representados sobre las tablas o en pantalla más me doy cuenta de que Aaron Sorkin es su reencarnación contemporánea. Todo es bla bla bla. Todo me parece falso, inequívocamente edulcorado, falsamente positivo e increible. Detrás hay montones de buenas y conservadoras intenciones por parte de alguien que sin ningún género de dudas vive bien, cree que es progresista y da por obvio que los demás necesitamos saberlo.

La historia de esta película es, simplemente, increíble. De principio a fin, un sinsentido total. Si usted es un gran cinéfilo y aún no la ha visto, a por ella: quedaremos por estos lares y rajaremos juntos con suficiencia. Si usted, por contra, es un espectador que solo busca un buen rato, cuidado: puede pensar que alguien al otro lado del tiempo y el espacio le ha mandado un insulto en formato film.

No debería tomármelo tan en serio, pero mira.