Sentarse en primera fila de uno de los musicales más aclamados de Broadway es todo un privilegio. Más aún si el acontecimiento se llama Rent en su noche final. El enérgico musical de Jonathan Larsson es todo un deleite para los aficionados al musical. Es una historia de sentimientos y de pérdidas hilados con una esquisita sensibilidad. Una partitura deliciosa con temas para posteridad como ese alegato a la vida bohemia que es ``La Vie Boheme´´ o la maravillosa ``Season of Love´´. Emocionante, uno de los musicales contemporáneos más interesantes por su temática, su música y sus personajes. Poner a un personaje que sufre Sida no parece plato de buen gusto para nadie; pero resulta muy real para mucha gente. Gente que ha agradecido a este musical las ganas que dan de tirar para adelante sin importar solo el presente, sin detenernos a pensar en que será lo próximo. La homosexualidad, el amor no correspondido, la pérdida de un ser querido. Rent es una obra compleja; pero que ha sabido encoger el corazón de millones de espectadores en todo el mundo. Ahora, se nos ofrece esta maravillosa oportunidad de ver la función y ver que esa química que tienen en escena no es ``puro teatro´´. Vemos el montaje entre cajas, cuando el telón está a punto de levantarse en la última noche de un espectáculo que ha significado- y seguirá significando mucho- para millones de personas de todo el mundo.

LLegó el momento de echar el telón; pero aún resuena en nuestra cabecita el mensaje optimista que quiso transmitirnos Larson...