En este excelente caso de Poirot, de un metraje de aproximadamente 100 minutos (claramente no le sobra ningún minuto de metraje), Poirot vivirá en primera persona un soberbio y penoso drama humano. Es un episodio de lujo, con unos coches de época realmente admirables, y con un vestuario exquisito y muy acertado. Nuestro amigo Poirot, es contratado para resolver y encontrar el primer marido, supuestamente muerto, de una adinerada joven viuda, cuyo segundo marido falleció recientemente en una explosión aparentemente de gas. Es un caso que esconde un intrigante desenlace fruto de un sensacional guion, uno del los mejores de la serie del genial detective, también algo complicado y enrevesado, y con nuestro amigo Poirot iluminando a todo el mundo al final del capitulo.

Este capitulo esta al mismo digno nivel, quizás con un plus, de todos los de esta buenísima serie de casos del genial detective. En general es una buena serie, incluso notable en muchos aspectos con un David Suchet en estado de gracia en su papel de Poirot.
La ambientación de este episodio es francamente impecable, tanto en los exteriores e interiores, en los decorados, en el vestuario, y con la elegancia y la educación típicamente británica que desprenden todos los personajes, todo ello de una gran calidad.
Resumiendo: Perfecta para una tarde o noche para disfrutarla sin prisas, un 7 merecido.