Posiblemente una de las mejores series europeas de la última década.

Posee todos los elementos esenciales que debe tener una serie policíaca pero si en algo se sustenta es en el choque entre los dos protagonistas, Saga y Martin, dos polos opuestos que se complementan maravillosamente bien navegando en esta historia repleta de los tópicos del cine negro con serial killers pero que los mejora con elegancia; planos con escenarios desalentadores, fríos como el carácter escandinavo, que invitan a refugiarse en esas casas repletas de madera y personajes bien construidos que añaden a la historia los puntos necesarios para convertirla en una pequeña maravilla televisiva.

Altamente recomendable, a pesar de que por razones obvias, los espectadores que no seamos suecos o daneses nos perdamos la sutilidad de algunos matices de carácter inevitablemente cultural.