Tenía puestas esperanzas en ella y creo que no me decepcionó, ya que al final ví, lo que pensaba que iba a ver.

Si uno lee y observa que el protagonista principal es un niño que viaja de forma misteriosa a la época feudal, es lógico esperar una película de aventuras infantiles, con algunas escenas de acción y otras cómicas, pero en esta película la cosa fue más allá, y la aventura se convirtió en un espectáculo visual feudal por todo el despliegue de vestuarios y escenarios, que aunque si algo simples, pero dignos para este tipo de producciones y con una historia de amor para enlazarlo todo, un amor trágico que la hace más atractiva si cabe.

Todo ello, aventuras, comedia, acción y amor, bien montado, sin excesos, haciendo que la película no sea destinada a un público minoritario, sino para todo el mundo, desde los más pequeños, donde a través del joven protagonista aprenderán mas de un valor moral, pasando por los más jóvenes que se reirán y disfrutaran de las peleas, sin sangre por supuesto, hasta llegar a los más maduros, donde disfrutaran de la historia de amor y de algo de cultura.

Reseñar que otro joven aventurero japonés, perteneciente a la familia Nohara, Shin Chan, también posee una película animada sobre la misma historia en su dilatada filmografía, bajo el titulo de “Shin Chan, el pequeño samurai”.

En resumen, es lo que parece y nada más, no hay que ir mareando la perdiz y contando al lector la biografía de cada actor y director, que para eso esta los buscadores de Internet.