Memorable e insigne drama deportivo, exactamente centrado en el boxeo, donde dos vidas, dos hombres, que han tocado fondo en sus respectivas vidas, ven que a través de este deporte tienen la posibilidad de remedirse y al mismo tiempo sentirse libres de sus vidas.

El primero un joven porreta callejero que se mete en broncas, que acaba en prisión y allí aprenderá el camino de la integridad y la honradez, y el segundo un viejales ex subcampeón del mundo de boxeo, venido a menos, con una vida familiar desastrosa, sin dinero y endeudado hasta las cejas, qué se tiene que ganar la vida en exhibiciones callejeras indecorosas, tendrá su segunda oportunidad de arreglar su vida y sobre todo volver a sentirse pleno e integro.

Diferentes caminos, para acabar en un cuadrilátero, lleno de exaltación, inquietud y emoción, donde lo de menos es el ganador.

En mi opinión las actuaciones son correctas, sin excesos y sobreactuaciones, manteniendo siempre y durante toda la película los pies sobre la tierra (me refiero a los combates exactamente, no son como los de Rocky, sino reales, de gente que pelea en cuadriláteros, donde hay momentos que los golpes se embarullan), algo que se agradece mucho en todo drama, dándole mayor realismo y veracidad y eso se consigue gracias a una dirección y un guión correcto y depurado, en este caso realizado ambos por el coreano Ryoo Seung-wan, recordado por muchos por Arahan.

La recomiendo si eres fan de los dramas deportivos, y la pena como siempre que en España no podemos ver películas tan buenas.