La segunda película de Boo Junfeng, participante en ‘Un Certain Regard’ en Cannes de 2016, es una dura y precisa película que narra el camino a la redención de un hombre que a la vez se busca a sí mismo.

La historia que narra es la de Aiman, un exsoldado de 28 años que entra a trabajar como guardia a una cárcel de máxima seguridad, ahí conocerá a Rahim, el verdugo, quien es el encargado de preparar y ejecutar en la horca a los condenados a muerte.

Aiman esconde un secreto de su pasado relacionado con su padre que lo lleva a dar datos falsos en su registro laboral y que le une a Rahim, con quien tiene un inicial acercamiento hasta llegar a convertirse en su aprendiz, a pesar de la negativa de su hermana y del sentimiento que le genera ese oculto secreto.

La película narra su historia con dureza y sobriedad, donde cada elemento tiene su propia importancia lo mismo que las miradas, los diálogos y los silencios, así como la geografía del lugar, en este caso la cárcel, la cual es aprovechada en cada rincón y pasillo para dar forma y holgura a esta historia.

Todo el relato es llevado desde el punto de vista de Aiman, el protagonista, personaje que tiene un acertado desarrollo, que van de emociones contenidas, hasta llegar a explotar desde su rabia contenida, donde la construcción de cada plano y el montaje construyen un relato poderoso, con una fuerte carga moral.

Boo Junfeng consigue una película irreprochable, una historia de venganza, culpa y redención contundente y atrapante.


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