Tras arrasar en la última entrega de los Premios Ariel a lo mejor del cine mexicano en la edición del año 2017, obteniendo 10 premios de un total de 20 nominaciones, inexplicablemente casi un año después llega por fin a las salas, alguna de los tantos misterios de la distribución de cine en México.

Ambientada a inicios de la década de los 80 en el penal de Santa Martha Acatitla, narra la historia, basada en hechos reales, de un grupo de reos que integran un equipo de fútbol americano dentro de la cárcel, conocido como “Los perros”, y que además conforman la llamada 4ª compañía, que es un grupo de choque para los demás internos, que además forman una banda que comete robos para las autoridades del penal.

La historia está contada desde el personaje llamado Zambrano (Adrián Ladrón), un joven nacido en una familia disfuncional que desde chico cayó en los tutelares de menores y correccionales hasta llegar a Santa Martha por robar autos, y que desea jugar futbol americano, pero la película de los debutantes Galván y Arreola es más bien una película coral donde sobresalen los personajes de Combate (Andoni Gracia), quien hace todo con la intención de reunir fondos para su grupo guerrillero revolucionario, Palafox (Hernán Mendoza), cantante de ranchero y padre de una quinceañera, Quinto (Gabino Rodríguez), el típico ventajista que busca la menor oportunidad para fugarse, entre otros varios personajes.

Es esa multi variedad de personajes, y de temas, lo que lleva al relato a tardar en arrancar, debiendo presentar a cada uno de ellos y su rol dentro de la historia, tanto de los internos como de las autoridades, por lo que para contrarrestar un posible aletargamiento en la narración hacen uso de viñetas, gráficos y música diversa.

Después la película trata de centrarse en la conformación de el equipo y su participación en una liga competitiva, pero además señala como se mantiene el orden dentro de la prisión, las jerarquías, los abusos, las fallas en el sistema penitenciario, la corrupción a todos niveles, y la forma en que las autoridades máximas al mando en ese entonces del Negro Durazo, utilizaban a los reos para cometer robos en el exterior de la cárcel para beneficio exclusivo de los jerarcas, por lo que en varias ocasiones el relato parece perder el foco en cuanto lo que quiere narrar y cómo hacerlo, pero justo antes de encarrilarse al tercer acto la narración se compacta, lo mismo que el tono y la película crece y el relato se robustece.

Pero sin duda son mayoría las virtudes de una película que no tiene problema alguno en asumirse más como un entretenimiento, con contenido, pero entretenimiento al fin, que, en un filme de denuncia, que también lo es. Pero la narrativa se decanta por tratar de aspirar a un mayor público, mostrando una historia que es importante que sea divulgada, aunque, lastimosamente muestre una realidad que bien podría ubicarse en la época actual, haciendo uso de recursos narrativos que aligeran el relato, como un montaje ágil que privilegia el ritmo, canciones conocidas, una acertada recreación de la época y una buena cantidad de caras conocidas, para dar forma a una película ambiciosa, ingeniosa, llamativa y que termina funcionando en varios niveles.

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