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Polonia Polonia · Suena Wagner y tengo ganas de invadir
Voto de Normelvis Bates:
7
Drama. Romance Para Cal, un chico de 19 años de Irlanda del Norte, la vida no es nada fácil: podría ayudar en el matadero de su padre, pero detesta esa clase de trabajo, o podría recoger cada semana su cheque de desempleo; podría pensar que no tiene futuro o intentar cambiarlo. Cal y su padre son católicos, pero viven en un barrio protestante, sometidos a constantes amenazas de carácter violento. Finalmente, un día, les incendian la casa. Cal decide ... [+]
3 de diciembre de 2009
16 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Otra buena película extrañamente ignorada en críticas y votaciones. De acuerdo, tal vez no se trate de una obra maestra, pero resulta cuanto menos curioso que casi nadie repare hoy en día en ella, porque recuerdo que en el momento de su estreno, en 1984, tuvo bastante repercusión en los medios, dado que contaba con una doble y poderosa arma promocional: la Palma de Oro que obtuvo Helen Mirren gracias a ella y la banda sonora, hoy en día algo desfasada, de un Mark Knopfler en la cima de su popularidad como líder de los Dire Straits y compositor de temas para pelis como “La princesa prometida” o “Local hero”.

“Cal” es una de las muchas pelis que se han acercado al espinoso tema de la violencia de Irlanda del Norte y tiene, por lo tanto, concomitancias con las muchas y en general interesantes obras que directores como Jim Sheridan han rodado acerca de ese conflicto, aunque en este caso el camino elegido no sea el de la denuncia política sino el de una intimista y a priori impensable historia de amor en la que se ven envueltos dos personajes atrapados contra su voluntad en una espiral de odio y sinrazón de la cual, cada uno a su manera, pretende huir sin éxito: Marcella, una bibliotecaria católica de ascendencia italiana, cuyo marido, un policía protestante, es asesinado por el IRA en los primeros minutos de metraje, y Cal, un joven parado norirlandés, tambíén católico, que vive con su padre en un hostil barrio protestante, y que, como no tardaremos mucho en intuir, participó en la muerte del marido de Marcella.

Son, de hecho, las ansias de redención de Cal las que motivan su aproximación a Marcella, en busca de un perdón que mitigue sus remordimientos por la muerte de su marido. La historia de amor entre ambos personajes está muy bien graduada y matizada, gracias, en buena medida, a las buenas interpretaciones de ambos protagonistas, un más que correcto John Lynch como el quebradizo y atormentado Cal y, muy especialmente, una Helen Mirren realmente espléndida como la madura, taciturna y atractiva Marcella. Los caminos de los dos personajes principales, en principio completamente disímiles, entran en contacto mediante el tímido primer acercamiento de Cal y convergen y van anudándose para mostrar al espectador hasta qué punto sus vidas, la de la mujer de un policía asesinado, obligada a convivir contra su voluntad con su familia política, furibundamente unionista, y la del activista arrepentido a quien sus superiores del IRA no le permiten abandonar la lucha armada. son trágicamente idénticas. La resolución de la película no vendrá sino a subrayar la irracionalidad de un conflicto larvado por el odio y la intolerancia, que no entiende de matices y que acorrala y aniquila todo intento de escapar a sus preconcebidas, inviolables reglas de juego.
Normelvis Bates
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