Comedia dramática, con un punto agridulce, que se basa en la novela homónima publicada en 1939 por Joyce Cary, ambientada en la Nigeria de 1923, que el escritor conocía bien porque sirvió en aquella colonia británica durante varios años. Por cierto, que el director, el australiano Bruce Beresford, también porque trabajó allí a principios de los sesenta. Sea como fuere, la película nos narra las andanzas de un joven nativo que se considera inglés de corazón. Le acompaña en el reparto Pierce Brosnan como un magistrado colonial, juez y jefe de distrito, en un papel de gentleman que le viene como anillo al dedo. Viéndolo a él y también a Celia (Beatie Edney) uno se convence de que los años veinte, la década posiblemente más fea del siglo XX, sobre todo por la moda femenina, tienen todo el glamur del mundo.

Pero a lo que vamos, "Mister Johnson" nos plantea de forma sencilla una cuestión seria, como es el choque cultural entre Occidente y África, pero mucho más pronunciado en aquel tiempo que ahora. En este sentido, la película es valiente porque no se corta a la hora de lanzar algún dardo, endulzado por el humor, pero dardo al fin y al cabo contra unos y otros. De hecho, aunque realista, es muy políticamente incorrecta por el retrato que se da de los indígenas y por eso tiene más de treinta años de antigüedad, porque ahora no se podría rodar. Con todo, la obra es más bien amable y de hecho le falta poco para idealizar ese mundo de colonialistas y colonizados. Pero al mismo tiempo Beresford reflexiona sobre conceptos clave como el de civilización, barbarie, progreso o de cultura. Filme agradable y que te hace pensar.