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España España · madrid
Voto de chalsito:
8
Ciencia ficción. Aventuras Último capítulo de la trilogía de precuelas de Star Wars, en el que Anakin Skywalker definitivamente se pasa al lado oscuro. En el Episodio III aparece el General Grievous, un ser implacable mitad-alien mitad-robot, el líder del ejército separatista Droid. Los Sith son los amos del lado oscuro de la Fuerza y los enemigos de los Jedi. Fueron prácticamente exterminados por los Jedi hace mil años, pero esta orden del mal sobrevivió en la clandestinidad. (FILMAFFINITY) [+]
20 de mayo de 2005
299 de 349 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bienvenidos a la tragedia. Bienvenidos al espectáculo. Demos gracias a que, finalmente, podamos hablar del auténtico retorno del jedi. Lucas, al igual que el abocado al sufrimiento Anakin Skywalker, se vio apoderado por el reverso tenebroso de la fuerza en aquellos dos primeros episodios que, aunque olvidables, se ven ahora engrandecidos por la conclusión de esta obra final con tintes de auténtica tragedia griega.

Después de salir del cine con los pelos literalmente de punta tras escuchar por primera vez la respiración del icono cultural en que se convirtió Darth Vader en la primera saga galáctica, a uno no le queda más remedio que pensar que George Lucas ha jugado con nosotros como ha querido. Nos mareó con la primera parte. A pesar del resultado consiguió arrastrarnos hacia la segunda en la que un tímido esfuerzo quedaba irremediablemente lastrado por una trama que se estiraba como el chicle para poder hacer caja ya que no daba para tres películas. Pero de pronto, es como si Lucas hubiese dicho, ahora vamos a hacer cine de verdad. Vamos a ver como se crea un mito, cómo todos los comentarios que los personajes de la primera trilogía soltaban como si tal cosa acerca del pasado obtienen su respuesta en las precuelas. Es como si se hubiese estado frotando las manos a la espera de este estreno pensando: "ahora veréis"

Y es que el episodo III no sólo supera con creces a sus antecesoras, sino que se sitúa al nivel de la mejor de la antigua saga, El imperio contraataca, siendo esta aún más oscura si cabe que su reflejo anterior. Por fin podemos observar como Anakin se va metiendo él solito, ligeramente ayudado por el terrible Emperador (¿deberíamos asistir a una precuela para saber cómo Palpatine se convierte en ese malvado ser?) en el lado oscuro de la fuerza. Ese lado que ya intuíamos con Luke pero que aquí queda definitivamente revelado. La película es oscura, con muy pocas, o ninguna, concesión a la ñoñería que había impregnado los episodios I y II. Es oscura, es triste y es desoladora. Por fin podemos ver personajes creibles, que sufren, que lloran, que odian y que pierden. Porque la historia de Darth Vader es la historia de la pérdida. La pérdida de su madre, la pérdida de su amante y finalmente la de sus hijos (momento mágico el del nacimiento de Leia y Luke, el auténtico elegido que reestablecerá el orden en la fuerza). Es la historia de la soledad que destruye a la persona, que se refugia en su poder para poder seguir existiendo.

Y Lucas tenía razón en otra cosa. Hayden Christensen es Darth Vader. Si en El ataque de los Clones no era más que un pin pin con mala leche, ahora podemos ver el odio y el sufrimiento en sus ojos. Después de esta entrega será muy difícil volver a ver la antigua trilogía sin pensar “Dios mio, Anakin sigue ahí y está sufriendo. Hay una persona ahí dentro”. Hayden a convertido en humano lo que antes era solo una máquina.

Y Lucas ha convertido en un diamante lo que antes sólo era un trozo de piedra.
chalsito
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