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Voto de Sandro Fiorito:
8
Acción. Thriller Un gangster americano retirado y afincado en España recibe un último encargo: trasladar a un delincuente fugado de prisión y a su novia, perseguidos por una banda rival, a través de España hasta la frontera con Francia. Sin embargo, los planes no salen tal y como estaban previstos. (FILMAFFINITY)
4 de febrero de 2010
15 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras nueve años retirado, Harry Garmes (George C. Scott), un gangster americano afincado en España, se dispone a realizar un nuevo encargo que recibe con entusiasmo y desea realizar con el mayor de los éxitos: deberá ayudar a un delincuente fugado de prisión y a su novia a escapar desde España -donde se ruedan la totalidad de las escenas de la cinta- a Francia, sorteando todos los imprevistos que no entraban en los planes de ninguno, tales como escapar de una peligrosa banda criminal mientras intentan pasar desapercibidos ante los ojos de los cuerpos policiales españoles, franceses y portugueses.

Paul Rickard (Tony Musante) y su preciosa chica, Claudie (Trish Van Devere) forman la fugitiva pareja a la que ayudará Garmes, quien recibirá el desprecio del primero y la amabilidad y comprensión de la segunda. Rickard se muestra con una personalidad detestable por lo inmaduro de la misma, dando la sensación de estar poseído de una falta de sentimientos innata y ofreciendo lo peor de sí mismo desde su prepotencia e indiferencia. Claudie, a pesar de exhibirse como una persona más cercana, atenta e incluso dulce, no deja de estar influenciada por el amor de su pareja, Rickard.

Y mientras, kilómetros de carretera siendo recorridos en el BMW modificado que conduce Harry Garmes bajo un sol generoso y sobre suelo español, rodeado de esperanzas entre su bien disimulada desolación. Un personaje magistralmente interpretado por un gran George C. Scott (Patton, El detective y la doctora) que se convierte en el mejor estímulo para ver esta película, que sin ser una de las grandes no merece el angustioso olvido al que está sujeta, pues supone un notable entretenimiento ofrecido desde la dirección de Richard Fleischer (Tora! Tora! Tora!, 1970) y una de las mejores bandas sonoras que le recuerdo a Jerry Goldsmith junto a la que creó para Papillon (1973).

Una de mis películas favoritas a pesar de sus ligeras y convencionales apariencias y sin duda una de las interpretaciones más destacadas de George C. Scott.
Sandro Fiorito
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