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España España · Barcelona
Voto de K:
8
Cine negro. Thriller Skip McCoy (Richard Widmark), un ratero de poca monta, atraca a una mujer llamada Candy (Jean Peters) y se apodera de un valioso microfilm que contiene secretos de estado. Pero Candy estaba bajo la vigilancia de agentes del gobierno, por lo que Skip se convertirá en sospechoso de espionaje... (FILMAFFINITY)
9 de enero de 2007
29 de 31 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una de las primeras películas de Fuller, así como una primeriza incursión del mismo en el cine negro, género al que insuflaría nueva vitalidad. Sin duda una de sus más conocidas y afamadas películas, aunque, a mi entender, siendo bastante notable no llega al nivel de "Shock corridor", "Forty guns" o "The naked kiss", por ejemplo.

Narra la historia del "inocente" robo de un microfilm que contiene una fórmula química y del revuelo que se monta al ser robado. Skip McCoy, ratero encerrado ya tres veces (en algunos estados a la cuarta cae la perpetua), roba sin querer dicho microfilm (lo único que pretendía era un simple hurto más a una señorita) y se encuentra siendo, de repente, el centro de todas las miradas. Acaba de desbaratar dos importantes operaciones, la venta de la formulita a unos comunistas y, a su vez, el intento de detención, por parte del FBI, de los responsables del robo e intento de venta de la misma.

Este es el trepidante argumento de esta tensa y violenta, muy violenta (que no sangrienta), película. El guión, del propio Fuller y D. Taylor, es simple pero eficaz, con una intensa trama que, a su vez, otorga complejidad a los personajes, que vemos evolucionar claramente durante el transcurso del metraje. Así asistimos tanto al enamoramiento de Candy, la chica robada, hacia Skip, como al cambio de postura de McCoy, al que vemos al principio pasota y al que parece importarle bien poco lo que le rodea, para después involucrarse y tomar partido para evitar un mal mayor que su propia detención. Claro mensaje anticomunista el de esta cinta, de un director no precisamente sospechoso de serlo (Cosas de la época, no hay que olvidar que McCarty y compañía estaban en pleno apogeo). De hecho el mensaje de la película se podría resumir en una frase de la misma "Una cosa es ser un ratero y otra ser un traidor".

Fuller imprime fuerza y tensión a la película alcanzando momentos casi memorables, apoyado por la fotografía y la música. La secuencia inicial en el metro es el ejemplo más notable, pero, en general, la primera media hora es brutal. Luego decae un poco, a la que se descubre el entramado comunista y parece que la trama en sí no avanza demasiado y se edulcora, para en los momentos finales volver a subir en su violento final (Durante todo el metraje no paran de darse hostias, pero verdaderas hostias, a hombres y a mujeres, pero sobretodo en los últimos minutos; incluso se llega a sufrir por los actores). Irregular, pero inspirada, destaca la actuación de Thelma Ritter en el papel de la "adorable" Moe Williams.
K
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