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España España · Jaén
Voto de JACHi:
6
Acción Paul Kersey (Charles Bronson) está a punto de casarse con una atractiva mujer que trabaja en el mundo de la moda, pero su prometida es la ex-mujer de un peligroso mafioso llamado Tommy O'Shea (Michael Parks) que controla su negocio y quiere a toda costa raptar a la hija de ambos. Ella quiere testificar en un juicio contra Tommy O'Shea pero sus letales matones las desfiguran primero su bonito rostro y mas adelante la asesinan y ... [+]
29 de abril de 2013
39 de 54 usuarios han encontrado esta crítica útil
Voy a aprovechar la última entrega de la pentalogía vengadora creada por Michael Winner y protagonizada por el semi-dios Charles Bronson, para comentar todas las partes de la saga, pues considero que todas ellas tienen la calidad suficiente como para tenerse en cuenta (como serie y como películas sueltas).

Yo me considero a mí mismo un tío alineado con las "Fuerzas del bien". Es decir, quiero que ganen los buenos, y los malos pierdan. Pero también me defino como "de la línea dura", o sea que, dado que todas las armas y artimañas viles están en poder de los otros y que juegan con muchísima ventaja, pues me parece encomiable que los buenos, en determinadas situaciones, tengan el valor de hacer uso de las propias técnicas de los malos para combatirlos.

Hace poco criticaba otra gran saga del cine de acción, SOLDADO UNIVERSAL, que la encuentro maravillosa y al mismo tiempo, muy muy pero que muy tétrica y siniestra (especialmente, en sus dos últimas entregas). EL VENGADOR ANóNIMO no es de ese tipo. Paul Kersey no es un tío oscuro, creo yo. De hecho, es un personaje de lo más entrañable: es educado, galante, caballeroso, responsable, diligente... Le encanta llevarse bien con los vecinos, trabajar en lo que le gusta, tener alguna novieta y hacer planes de futuro con ella... No es un ex-combatiente desquiciado con ansias de matar mafiosos, qué va. Él quiere vivir en paz, como cualquiera de nosotros querría. Es sólo que el destino le ha hecho víctima de estos nuevos tiempos, en los que a uno que va paseando tranquilamente por su calle, cuatro mal nacidos pueden darle una paliza y robarle sus bienes y su dignidad, y quedar tan impunes. Es así, por desgracia, lo hemos visto en las noticias, es algo que ocurre. Pero es que, al mismo tiempo que es un hombre pacífico, también es alguien que no se resigna. Y si un macarra le toca los cataplines más de la cuenta, o ve que está agrediendo a alguien que no se puede defender, coge y le mete dos tiros, ASÍ DE FáCIL, SEÑORES.

La existencia del señor Kersey se justifica como un sueño de la clase media. La clase media que no quiere follones, que no se mete en líos, que no cree en las drogas, que trabaja y ahorra, que cuida de su casa y de su familia, que le gusta entretenerse sin grandes pasiones, salvo el fútbol y cuatro pasatiempos inocentes más. Y cuya seguridad se ve amenazada por el aumento numérico de esa otra clase más conflictiva: la que no trabaja, la que busca pelea, la que trafica y abusa de las drogas, la que maltrata a su propia familia, la que vive con muy poco que perder. En una palabra, LA GENTUZA. Esa chusma que crece y crece cada día en todas las ciudades, y que cada vez está más chulita, y comen más terreno a los que son honrados, a los que son tranquilos... Y a los que son cobardes. Sí, en efecto. Charles Bronson sólo repartió justicia en la ficción. No existen tipos así. Y es algo vergonzoso, a mi parecer. Si un mierda te ataca, uno debería ser lo bastante entero y valiente como para plantarle cara, como mínimo.

En vez de eso, la clase media recurre a un sistema judicial que se manifiesta exasperantemente inútil contra estos individuos, demasiado astutos como para dejarse embaucar por él. Y si la policía, los jueces, los legisladores y todos aquellos que están en la obligación de darnos protección contra estas alimañas han decidido renunciar irresponsablemente a su cometido, que surja un Paul Kersey con una magnum para bajarles los humos, es algo que me parece no ya simpático, sino absolutamente comprensible y lícito.

De acuerdo que los macarrillas que salen en estas películas han debido tener una infancia muy dura, y que se han criado a lo mejor sin padre, o con una madre alcohólica y prostituta, y que un cabrón les hizo adictos cuando tenían doce años, y que abusaron sexualmente de ellos, y que han crecido en ambientes violentos y marginales. Pero ni yo, ni Kersey, ni la ancianita a la que le acaban de robar el bolso, ni el pobre tendero al que acaban de destrozar el escaparate tenemos ninguna culpa. Ahora bien, sí tenemos la solución... ¡ COMED PLOMO, MARICONES !*
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
JACHi
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