Haz click aquí para copiar la URL
España España · Barcelona
Voto de Eduardo:
3
Western Una pandilla de forajidos, después de asaltar un banco, toman consigo un rehén para poderles facilitar la huida. El único que se les enfrenta es el sacerdote del pueblo, intercediendo por la vida del prisionero. En principio acceden a su petición, pero terminan matándole. Un hermano gemelo comenzará una venganza. (FILMAFFINITY)
11 de mayo de 2018
12 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Este tardío spaghetti western es de una maldad irritante, por múltiples y variados motivos.
1) El director. Gianfranco Parolini, aka Frank Kramer, un tipo que arreaba con todo, desde el péplum hasta el spaghetti, pasando por karatekas, superhéroes, "krimis" y lo que le echaran. Tiraba adelante con un morro que nunca se lo pisaba y despachaba sus basuras con alegre donaire. Ésta es una de ellas.
2) El guión. Firmado por el propio sinvergüenza y un tal John Fonseca. Qué diálogos, qué situaciones (lo mejor viene al final), qué cara más dura.
3) La banda sonora. El tal Sante Maria Romitelli entró a saco en el territorio de Ennio Morricone y le robó todo cuanto pudo, sobre todo de la Trilogía del Dólar. Debió quedarse descansado.
4) Los productores. La temible dupla judía Menahem Golan/Yoram Globus, que arruinaban todo cuanto tocaban. Para el caso, se fueron a rodar a Israel, imagino que para contentar a sus amigos sionistas.
5) El reparto. Es lo que produce más carcajadas. Lee Van Cleef por partida doble, con un peluco que ni su madre le habría perdonado. El pobre hace lo que puede. Jack Palancas, en estado de ebriedad avanzada, siempre imaginando otra vuelta de tuerca a sus más contumaces muecas. Richard Boone, otro gran secundario. Sale poco, porque dicen que no soltaba la botella ni que lo mataran. Parece ser que se enfadó con Parolini y se largó sin acabar el doblaje de su personaje. Se fue con la botella a otra parte. Sybil Danning. Claro, esta chica, acostumbrada a desnudarse presta y veloz, se siente incómoda sin poder llevar a cabo su mejor prestación y no sabe muy bien qué hacer. En un momento dado, enseña un pezón, como diciendo, por mí que no quede. Y Leif Garrett, una especie de Tadzio mofletudo, el sueño húmedo de todo pederasta que se precie. Podría soltar alguna animalada más al respecto, pero teniendo en cuenta los tiempos que corren, mejor me callo.
Recomiendo mantenerse alejado, pero si alguien se acerca, que vaya bien provisto de sentido del humor. Le hará falta.
Eduardo
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow