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España España · Barcelona
Voto de Eduardo:
6
Western Después de resultar gravemente herido durante el atraco a un banco, Rem Anderson es abandonado a su suerte por sus dos cómplices y su novia. Tras cumplir un año de prisión, Rem sale de la cárcel con la única idea de pedir cuentas a sus viejos compañeros, a los que no tarda en encontrar en un pequeño pueblo del desierto. El juego del gato y el ratón no ha hecho más que empezar. (FILMAFFINITY)
17 de noviembre de 2019
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Matar a un hombre es la primera película de Andrew McLaglen y, por ende, su primer western, género al que volvería una y otra vez, con mayor o menor fortuna, quizá animado por aquella desdichada profecía de que, algún día, sería el sucesor de John Ford, su mentor y gran amigo de su padre, Victor. Evidentemente, el tuerto genial era un ejemplar único e irrepetible. La película que nos ocupa es decente, realizada con probidad, pero nada del otro mundo. De hecho, mientras la veía me recordaba aquellas series que alegraron nuestra infancia y adolescencia, la trilogía Sugarfoot, Bronco y Cheyenne. McLaglen emplea bien la cámara del gran William H. Clothier, en un B&N irreprochable, y crea momentos de tensión en las escenas del saloon, cuando los villanos están esperando el resultado de sus nefastos planes. Los intérpretes son habituales del género, vistos en decenas de cintas y/o telefilmes. El prota, James Arness, padece parálisis facial y apenas es capaz de dibujar una o dos muecas. Este hombre fue durante dos décadas el héroe de La ley del revólver, una de las series más longevas de la historia de la tele. Con sus casi dos metros, da el pego. Lo mejor de la función, sin embargo, es Angie Dickinson, en una de sus primeras apariciones en pantalla. Sólo diré que está para comérsela, un ángel de grandes tetas bajado a la tierra. Por lo demás, Matar a un hombre es un honrado y entretenido divertimento.
Eduardo
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