Si se tiene en cuenta los temas que trata, sin envoltorios, escritos y dichos tal cual son, es raro que no se haya realizado un melodrama familiar con lágrimas en cada esquina. Sin embargo el camino que se escogió es otro bien diferente al que dictaba la lógica. ¿Qué manera es la normal de explicar cuestiones como el racismo, el alcoholismo, la marginación, la exclusión o el paro?; describir una realidad así es triste, como explicar que tu mujer es una adicta a la religión y ha huído de ti para pertenecer a un Dios que siempre responde a los problemas con silencio.

No es fácil vivir en los suburbios, no debe serlo para nadie, como debe ser un drama de tomo y lomo ser acusado injustamente de violación. El gran acierto de "De todo corazón" es obviar la realidad, de la que ya formamos parte y conocemos sobradamente, para enseñarnos que los problemas se pueden tratar de manera distinta. Puede que las cosas jamás sean así: no vamos a encontrarnos jamás un casero judío tan enrollado que hasta te deja no pagar el alquiler si estás en apuros, por no hablar del taxista bosnio que se porta tan bien con su cliente o los padres que aceptan tan bien que su hija de dieciséis años se presente en casa con un bombo como si nada, sin gritos ni amenazas ni rencores. Ojalá la vida fuera así, con problemas, pero vistos así.

¿Habrá a quien no le guste tanta bondad?; estoy seguro de ello. No es por nada que la película es francesa... por una vez hay que aplaudir gestos así. Ver una familia que se llevan tan bien da gusto, como tener la certeza que su sufrimiento y su lucha no quedarán en nada.