No es de extrañar que sea HBO quien pilota los mandos de esta modesta producción televisiva: los exteriores miman el realismo que se supone de la propuesta, las actrices parecen comprometidas en cuerpo y alma con la historia, y el guión posee asperezas suficientes para que los personajes no dejen de sangrar en cada interacción.

Ahora bien, pese a que sobrevuela el terreno del melodrama, el respeto hacia el espectador y hacia el propio contenido de la película se hace notar con momentos razonablemente creíbles, donde el sufrimiento de cada cual exigirá o no la lágrima al reconocerse en conflictos universales, desprovistos de la forma que ofrece 'Life Support' pero alineados con su contenido. La madre (para mi, lo mejor que ha hecho Latifah) que se pone en liza constantemente para solventar las heridas causadas en su hija, mientras intenta no desangrarse, es una poco común heroína de barrio. Se trata de un personaje sufrido que orbita alrededor de la culpabilidad, ya la proyecten los demás sobre ella o sobre si misma.

La composición de Latifah es fenomenal, mientras que los secundarios parecen más desdibujados (evidentemente, como resultado de un relato centrípeto que diversifica la acción de su relato). Parecen obedecer más a una generación espontánea que a estar ligados a la trama principal, como si se tratara de una serie coral. En cierto modo, puede entenderse que esto es así, pero desnaturalizando el hecho de que Latifah es el remedo individual de una crisis colectiva. Sin embargo, pese a sus claros aires de premeditación, es una cinta dura y elocuente sobre sobrevenir determinadas circunstancias.