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Voto de spurkasaur:
8
7,1
148.460
Ciencia ficción. Aventuras
El multimillonario John Hammond consigue hacer realidad su sueño de clonar dinosaurios del Jurásico y crear con ellos un parque temático en una isla remota. Antes de abrirlo al público, invita a una pareja de eminentes científicos y a un matemático para que comprueben la viabilidad del proyecto. Pero las medidas de seguridad del parque no prevén el instinto de supervivencia de la madre naturaleza ni la codicia humana. (FILMAFFINITY)
29 de octubre de 2009
23 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una película bonita, emocionante, trepidante, acojonante, científicamente interesante, visualmente cautivante, diamante brillante, elefante, guisante...
Es sorprendente el realismo con el que Spielberg consiguió traer de nuevo a la vida a los más gigantescos carnívoros y hervívoros que pisaron este azulado planeta. Y hay que tener en cuenta que en 1993 este tipo de efectos aún eran una novedad. No como ahora, que estamos hasta los huevos de que nos restreguen por la cara los putos efectos de ordenador, como si estuvieramos viendo la intro de un videojuego, en lugar de una jodida película.
Si se compara esta película con cualquier otra anterior en la que apareciesen dinosauros (maquetas que se movían mediante stop-motion) se ve claramente la revolución que supuso en ese aspecto.
La banda sonora, como siempre, es de John Williams (que es un señor que viene en un pack junto a Steven Spielberg) y por lo tanto es grandiosa y memorable, porque John Williams tiene ese don inexplicable (rima involuntaria).
Los personajes, todos tienen su gracia.
El doctor aventurero con sombrero (paleontólogo, no arqueólogo, que Indiana Jones es otra película), su novia paleobotánica, el gracioso interesado en ecuaciones no lineales, los asustadizos chavales (me salen constantemente rimas involuntarias), el tío Gilito millonario....
Es sorprendente el realismo con el que Spielberg consiguió traer de nuevo a la vida a los más gigantescos carnívoros y hervívoros que pisaron este azulado planeta. Y hay que tener en cuenta que en 1993 este tipo de efectos aún eran una novedad. No como ahora, que estamos hasta los huevos de que nos restreguen por la cara los putos efectos de ordenador, como si estuvieramos viendo la intro de un videojuego, en lugar de una jodida película.
Si se compara esta película con cualquier otra anterior en la que apareciesen dinosauros (maquetas que se movían mediante stop-motion) se ve claramente la revolución que supuso en ese aspecto.
La banda sonora, como siempre, es de John Williams (que es un señor que viene en un pack junto a Steven Spielberg) y por lo tanto es grandiosa y memorable, porque John Williams tiene ese don inexplicable (rima involuntaria).
Los personajes, todos tienen su gracia.
El doctor aventurero con sombrero (paleontólogo, no arqueólogo, que Indiana Jones es otra película), su novia paleobotánica, el gracioso interesado en ecuaciones no lineales, los asustadizos chavales (me salen constantemente rimas involuntarias), el tío Gilito millonario....
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
...y claro, también hay personajes odiosos como el abogado cabrón y el informático gordinflón, que evidentemente serán devorados para deleite de los espectadores, quienes considerarán que "les está bien empleado" y que "los dinosaurios han hecho justícia" (cuando lo único que han hecho es merendar sin importarles lo más mínimo el hecho de que su alimento lo constituyan personas odiosas o adorables). El caso es que no podíamos evitar disfrutar cuando el T rex se come al abogado del WC.
Y hay tantas otras escenas que se quedan grabadas. Desde la mítica escena del tiranosaurio, que empieza con un sutil temblor del agua de un vaso, hasta la escalofriante escena final de los velocirraptores, que empieza con un sutil temblor de la gelatina en la cuchara sostenida por la niña.
En definitiva, esta es una gran película. Eso sí, podían haberse ahorrado las secuelas, que no aportan absolutamente nada nuevo.
Y hay tantas otras escenas que se quedan grabadas. Desde la mítica escena del tiranosaurio, que empieza con un sutil temblor del agua de un vaso, hasta la escalofriante escena final de los velocirraptores, que empieza con un sutil temblor de la gelatina en la cuchara sostenida por la niña.
En definitiva, esta es una gran película. Eso sí, podían haberse ahorrado las secuelas, que no aportan absolutamente nada nuevo.