Poco o muy poco aporta esta serie al género policiaco. No da ni más ni menos que lo mismo que tantas y tantas otras de detectives, forenses, etcétera.
Se produce un asesinato (que nunca vemos), se encuentra una pista, se interroga a los sospechosos, se tira del hilo, y se encuentra al culpable.
Es siempre el mismo esquema, lo mismo que ya hemos visto millones de veces.
Los problemas personales de Jo con su hija no consiguen levantar este mediocre producto en el que prácticamente no hay acción.
Evidentemente, lo único que diferencia a esta serie de otras es que los asesinatos se producen en lugares emblemáticos de París y que el protagonista es Jean Reno, aquí especialmente poco deslumbrante en su papel.
Es la típica serie que no me da ni frío ni calor, que me da igual verla que no verla y que en ocasiones me aburre y hace que me ponga a pensar en otras cosas. Es que ni siquiera la trama que persiste a lo largo de los episodios tiene enjundia suficiente como para llamar un poco la atención.
Solo sirve si no hay nada mejor que ver. No es mala pero es que tampoco es buena, simplemente está ahí en la medianía.