En la primera escena (qué bien se presentan las historias en esta serie) vemos a una esposa solícita con su marido.

Quizá demasiado, incluso para una esposa de los cincuenta.

Él, por su parte, se limita a tomarse un café con dos de azúcar mientras ella le hace la maleta para uno de los numerosos viajes que tiene que realizar él.

Todo se desarrolla en un ambiente distendido, él es cariñoso con ella, aunque desde luego, demasiado despreocupado por que ella lo haga todo, demasiado cómodo en su papel de dueño del castillo. Incluso para un esposo de los cincuenta.

No quiero contar mucho más de la trama, a pesar de que la sinopsis ya lo haga por mí, solo decir que este es un capítulo quizá no tan memorable como otros, pero sí con bastantes giros de guión como para ser interesante, y una buena cantidad de crítica al matrimonio, sobre todo... al matrimonio de los años cincuenta.