Al terminar el último capítulo de Possesions, tenía muchas ideas e impresiones diferentes sobre todo lo visto, y muchas dudas sobre el final.

Ha pasado ya más de una semana desde entonces y sigo sin tener clara la resolución, y si es un "thriller sobrenatural" como lo califican algunas webs.

Aunque he llegado a la conclusión de que poco importa en realidad, que lo realmente importante, lo que nos intenta transmitir es el mensaje de lo difícil que es vivir bajo el insoportable peso de la tradición, la religión y la superchería entremezcladas de manera que no se diferencian entre sí, pero que forman una pesada red que impide comportarse de una forma natural, vivir, respirar a aquellos a los que somete.

Desde la acción más pequeña ("no abrocharse todos los botones da mala suerte") hasta la más trascendente ("cásate con un hombre al que no ames, es menos peligroso"), no hay una ley inmutable ya sea religiosa, o no, que no fuerce a los personajes y someta su vida.

La serie sabe transmitir muy bien esa sensación de ahogo, de angustia y de represión que sale a la superficie incluso en los momentos de mayor alegría (aunque sea un poco forzada como la de la multitudinaria boda) y que marca el destino de la protagonista.