"Si sois de esas personas que odian las películas en las que alguien a quien no ves habla todo el rato, cubre todos los huecos de la trama y al final dice: “después de aquel verano no volví a ser la misma”, o algo así, como si no se pudiera aguantar de tan profundo, no estáis de suerte. Aquí las cosas se complican muy deprisa, y me da que no podréis seguir el ritmo sin que yo hable. Me llamo Dedee Truitt, tengo 16 años y esto es Louisiana".
Con esta declaración de intenciones comienza Lo opuesto al sexo, ópera prima de un tal Don Roos (guionista de Mujer blanca soltera busca o Sólo ellas... los chicos a un lado) rodada en 1998 y presentada como bombazo independiente. Y lo cierto es que es una comedia negra no para todos los gustos, de esas gamberras y sin pretensiones (bueno, sí, las de escandalizar), que tiene su principal reclamo en una adolescente Christina Ricci, otrora niña de negro sentido de humor en La familia Addams y casi actriz de culto desde su infancia, que repite aquí su papel de maldita.
El argumento puede resumirse más o menos en: Dedee tiene 16 años, acaba de enterrar a su padrastro y huye de su madre de Louisiana al descubrir que está embarazada, acabando por marcharse a vivir con su hermanastro gay Bill (Martin Donovan), que intenta rehacer su vida con su nuevo novio Matt (Ivan Sergei), después de la muerte de su anterior pareja. Sin embargo, todo se complica cuando Dedee seduce a Matt con malas artes, le hace creer que el niño es suyo y le convence para que le robe diez mil dólares a Bill y así huir juntos a Los Ángeles. Tras ellos saldrán en su búsqueda Bill, su compañera de trabajo, solterona y antigua enamorada Lucia (Lisa Kudrow) y el sheriff Tippett (Lyle Lovett), que mientras tanto se harán preguntas existenciales acerca del amor y el sexo.
A partir de entonces, buscando vueltas de tuerca divertidas, se desarrolla un viaje de esos de autodescubrimiento, en el que cada uno de ellos averiguará que lo que de verdad quiere es lo que Dedee llama "lo opuesto al sexo", porque el sexo sólo acaba dando críos, enfermedades o, en fin, relaciones de pareja. ¿Filosofía? vamos, que no merece la pena.
El guión, inteligente y original. ¿Escasamente creíble? Claro, marca de fábrica de las películas americanas independientes. Buenas actuaciones (atención al curioso papel de Lisa Kudrow), diálogos por momentos brillantes y escenas cómicas (algunas demasiado facilonas) que completan una película ligera, alocada y divertida, que además rebosa cinismo. Feroz. Extraña. Curiosa. Crítica. Imaginativa.
Lo opuesto al sexo es una película sobre las aburridas relaciones de los adultos y sobre una vampiresa adolescente que se dedica a destruir los ideales ajenos y manipular las vidas de todos aquellos a su alrededor a su antojo. Y que tampoco volvió a ser a la misma después de aquel verano.