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España España · Palma (Mallorca)
Voto de Miquel:
9
Cine negro. Drama. Romance. Thriller Johnny Farrell (Glenn Ford), un aventurero que vive de hacer trampas en el juego, recala en Buenos Aires. Allí lo saca de un apuro Ballin Mundson, el propietario de un lujoso casino, que acaba haciendo de él su hombre de confianza. Un día, Mundson le presenta a su esposa Gilda. Su sorpresa no tiene límites: fue ella precisamente quien lo convirtió en lo que es: un ser cínico y amargado. (FILMAFFINITY)
4 de enero de 2006
56 de 68 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dirigida por Charles Vidor, se rodó en los estudios Columbia de Hollywood.

La acción principal tiene lugar en Buenos Aires en 1945/46. Narra la tomentosa relación de amor entre Johnny Farrell (Glenn Ford) y Gilda (Rita Hayworth). Después de haber sido amantes, Johnny abandona a Gilda para seguir su vida de jugador tramposo en el submundo de Buenos Aires. Un extraño, turbio, acaudalado y ambiguo personaje, Ballin Mundson (George Macready), le salva la vida y le convierte en su brazo derecho. La relación entre los dos se ve alterada cuando Ballin, después de un breve viaje, regresa casado. La película narra las relaciones tempestuosas que se establecen entre Gilda y Johnny, a raiz de su imprevisto reencuentro. Éstas se enmarcan en un Casino ilegal de juegos, la llegada a Buenos Aires de criminales de guerra nazis, la participación de Ballin en negocios tenebrosos, la sucesión de asesinatos, suicidios, muertes y desapariciones. Sobresale la belleza de Rita Hayworth, que asocia hermosura y perfidia, elegancia y maldad, en un duelo de poder a poder con su antiguo amante. Gilda encarna la figura de la mujer que no se resigna: lucha con furor, rabia y fuerza, hasta la provocación y el escándalo, contra el hombre que la ha herido y quiere someterla. La batalla de géneros se erige en clave del relato y en la base de su interés y grandeza. El striptease que inicia quitándose sensualmente los guantes y arrancándose después el collar, no es un acto de sometimiento, sino un soberbio grito de guerra.

La música aporta dos versiones de una canción original "Put Blame On Mame" y una canción de la época ("Amado mío"). Inserta fragmentos orquestales de factura vanguardista. La fotografía, de Rudolph Maté, exalta la belleza de la protagonista con primerísimos planos e iluminación que recuerdan los que William H. Daniels dedicó a G. Garbo. Es magnífico el movimiento de la cámara, que hace uso de recursos novedosos y efectistas (encuadre desde el suelo en la escena inicial) y de una sobresaliente iluminación. El guión incluye diálogos breves y rápidos, llenos de ambigüedades, sugerencias y matices. Pese a que la filmación incluyó improvisaciones y algunos añadidos finales (la canción "Amado mío"), la hilación argumental es excelente. Cuando Gilda dice que si ella fuera un rancho, lo llamarían "Tierra de Nadie", el espectador se siente estremecido; cuando entiende que la afirmación no es una definición, sino una provocación, se le hiela el alma. La relación homosexual entre Ballin y Johnny se sugiere con extrema sutileza. La interpretación de los protagonistas y de los secundarios George Macready ("Senderos de gloria") y Steven Garay billan a gran altura. El vestuario de RH es excelente: el vestido de noche con guantes está inspirado en el retrato "Madame X", de John Singer Sargent. La dirección hace alarde de virtuosismo, habilidad y versatilidad.

Una de las obras míticas del cine más renombradas. Contiene imágenes arquetípicas. Imprescindible.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Miquel
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