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Voto de Miquel:
8
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Cine negro. Thriller. Intriga
Basada en una obra escrita para la radio por Lucille Fletcher. El teléfono es el único medio que une a Leona Stevenson (Barbara Stanwyck) con el mundo exterior. Leona, directora de una fábrica de productos químicos, es hipocondríaca y está postrada en la cama a causa de una dolencia psicosomática. Su marido Henry (Burt Lancaster) es un hombre de origen modesto, pero muy ambicioso, que se casó con ella para mejorar su posición en la ... [+]
18 de agosto de 2009
40 de 43 usuarios han encontrado esta crítica útil
Poderoso film de suspense de Anatole Litvak (1902-1974). El guión, de Lucille Fletcher, adapta el guión radiofónico, de 22 minutos, escrito por ella y emitido por primera vez en 1943. Se rueda en escenarios exteriores (Staten Island, Bayonne, NYC, Chicago...) y en los Paramount Studios (Hollywood, L.A., CA). Es nominado a un Oscar (actriz, Stanwyck). Producido por Hal B. Wallis y Anatole Litvak para la Paramount, se estrena el 1-IX-1948 (EEUU).
La acción dramática tiene lugar en el dormitorio de Leona Stevenson (Stanwyck), postrada en cama a causa de una enfermedad psicosomática o neurótica, que le afecta la percepción de su capacidad de moverse y andar con autonomía. Está casada, desde hace un tiempo, con Henry Stevenson (Lancaster), natural de un pequeño pueblo de Illinois, de escasos medios económicos, limitada formación (no concluyó el bachillerato), exigua experiencia laboral (auxiliar de farmacia), ambicioso y egoísta. Trabaja actualmente como vicepresidente de la compañía del suegro, James Cotterell (Begley), sin funciones ejecutivas y sin que se cuente con su consejo ni con su opinión. El padre de Leona ha levantado con su esfuerzo una gran industria farmacéutica, con sede en Chicago, que dirige personalmente.
El film suma suspense, drama, misterio, cine negro y thriller. El centro de atención se ubica en el dormitorio de Leona, que hace simultáneamente las veces de sala de estar, reposo, aislamiento y reclusión. El teléfono es el único medio de que dispone para distraerse, informarse, relacionarse y comunicarse. El film añade varios flashbacks y conexiones con acciones simultáneas, que aportan escenarios diferentes, actores complementarios y lances de acción alejados del dormitorio. El nudo dramático se apoya en la situación de discapacidad de Leona, su soledad (el servicio se ha ausentado), su aislamiento en una dependencia situada en un piso superior de la casa y separada del resto de la vivienda por una escalera interior de aspecto siniestro, su indefensión personal a causa de la enfermedad, agravada por la turbación que se apodera gradualmente de su ánimo a causa de una creciente ansiedad que se eleva por la acumulación de interrogantes sin resolver, sospechas y el miedo que siente por las graves amenazas que, en su opinión, la afectan.
Se añade la percepción de abandono porque la policía no da crédito a su demanda de ayuda, las enfermeras se excusan, su amiga Sally Lord (Richards) tiene obligaciones domésticas ineludibles, su padre está en Chicago en una fiesta y el marido está ilocalizable. El guión añade elementos adicionales de tensión y ansiedad a través de las informaciones que recibe por medio de algunos de sus interlocutores telefónicos y de un cruce casual de líneas. La evolución del personaje, interpretado de modo soberbio por Stanwyck, le lleva de la indolencia y el aburrimiento inicial a una crisis aguda de ansiedad a través de un tránsito bien administrado y creíble.
(Sigue sin “spoilers”)
La acción dramática tiene lugar en el dormitorio de Leona Stevenson (Stanwyck), postrada en cama a causa de una enfermedad psicosomática o neurótica, que le afecta la percepción de su capacidad de moverse y andar con autonomía. Está casada, desde hace un tiempo, con Henry Stevenson (Lancaster), natural de un pequeño pueblo de Illinois, de escasos medios económicos, limitada formación (no concluyó el bachillerato), exigua experiencia laboral (auxiliar de farmacia), ambicioso y egoísta. Trabaja actualmente como vicepresidente de la compañía del suegro, James Cotterell (Begley), sin funciones ejecutivas y sin que se cuente con su consejo ni con su opinión. El padre de Leona ha levantado con su esfuerzo una gran industria farmacéutica, con sede en Chicago, que dirige personalmente.
El film suma suspense, drama, misterio, cine negro y thriller. El centro de atención se ubica en el dormitorio de Leona, que hace simultáneamente las veces de sala de estar, reposo, aislamiento y reclusión. El teléfono es el único medio de que dispone para distraerse, informarse, relacionarse y comunicarse. El film añade varios flashbacks y conexiones con acciones simultáneas, que aportan escenarios diferentes, actores complementarios y lances de acción alejados del dormitorio. El nudo dramático se apoya en la situación de discapacidad de Leona, su soledad (el servicio se ha ausentado), su aislamiento en una dependencia situada en un piso superior de la casa y separada del resto de la vivienda por una escalera interior de aspecto siniestro, su indefensión personal a causa de la enfermedad, agravada por la turbación que se apodera gradualmente de su ánimo a causa de una creciente ansiedad que se eleva por la acumulación de interrogantes sin resolver, sospechas y el miedo que siente por las graves amenazas que, en su opinión, la afectan.
Se añade la percepción de abandono porque la policía no da crédito a su demanda de ayuda, las enfermeras se excusan, su amiga Sally Lord (Richards) tiene obligaciones domésticas ineludibles, su padre está en Chicago en una fiesta y el marido está ilocalizable. El guión añade elementos adicionales de tensión y ansiedad a través de las informaciones que recibe por medio de algunos de sus interlocutores telefónicos y de un cruce casual de líneas. La evolución del personaje, interpretado de modo soberbio por Stanwyck, le lleva de la indolencia y el aburrimiento inicial a una crisis aguda de ansiedad a través de un tránsito bien administrado y creíble.
(Sigue sin “spoilers”)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
La acción se desarrolla en tiempo real y con el peso añadido del acortamiento imparable del tiempo frente a la inminencia de las amenazas que ella ha entendido que se referían a su persona. La atmósfera que se crea es densa, pesada y asfixiante, con el añadido de la claustrofobia que provoca la permanencia en una estancia única, de salida prácticamente imposible. El ritmo es intenso. La decoración de la casa del padre, con abundancia de animales disecados, habla de muerte, de riqueza acumulada a costa de vidas ajenas y de cacerías sangrientas. El comportamiento enigmático del marido aporta elementos de confusión y preocupación, que dan profundidad al drama con una segunda línea de acción, alimentada por una ambición desmedida e irracional, abierta a la comisión de errores irreparables. No faltan algunos toques discretos de humor, incluido el humor negro de la referencia al depósito de cadáveres, que hace funciones ambiguas de humor y de presagio funesto.
Es una de las pocas cintas de la Paramount anteriores a 1950 que siguen siendo propiedad de la compañía. No formó parte del conjunto de films que se vendieron a la Universal. Es la primera de las dos películas realizadas por Litvak en 1948. La segunda, “Nido de víboras”, se presentó en sesión de preestreno el 4-XI-1948. Las protagonistas de las dos obras, Barbara Stanwyck y Olivia de Havilland, compitieron por el Oscar a la mejor interpretación femenina, que recayó en Jane Wyman por su papel en “Belinda”. Film poco conocido, de un realizador injustamente olvidado, que merece la atención de los cinéfilos por su calidad y singularidad.
La banda sonora, de Franz Waxman (“La ventana indiscreta”, Hitchcock, 1954), ofrece una partitura dramática e inquietante, ajustada con precisión a las necesidades de la acción. Se sirve de disonancias, estridencias y tonos altos que evocan sentimientos de ansiedad y chillidos de terror. Añade sendos fragmentos de la Sinfonía nº 8 (“inacabada”), de Schubert, y de la marcha nupcial de Mendelssohn. Ofrece, además, un corte de la canción “June in January”. La fotografía, de Sol Polito (“Robín de los bosques”, Curtiz, 1938), en B/N, se sirve de barridos de cámara que evitan juegos de plano/contraplano e incrementan el suspense, una cámara muy inquieta y diligente, ángulos insólitos y colores contrastados, oscuros y sombríos.
Bibliografía
Antonio José NAVARRO, “Voces de muerte”, ‘Dirigido por’, nº 319, págs. 37-38, enero 2003
Es una de las pocas cintas de la Paramount anteriores a 1950 que siguen siendo propiedad de la compañía. No formó parte del conjunto de films que se vendieron a la Universal. Es la primera de las dos películas realizadas por Litvak en 1948. La segunda, “Nido de víboras”, se presentó en sesión de preestreno el 4-XI-1948. Las protagonistas de las dos obras, Barbara Stanwyck y Olivia de Havilland, compitieron por el Oscar a la mejor interpretación femenina, que recayó en Jane Wyman por su papel en “Belinda”. Film poco conocido, de un realizador injustamente olvidado, que merece la atención de los cinéfilos por su calidad y singularidad.
La banda sonora, de Franz Waxman (“La ventana indiscreta”, Hitchcock, 1954), ofrece una partitura dramática e inquietante, ajustada con precisión a las necesidades de la acción. Se sirve de disonancias, estridencias y tonos altos que evocan sentimientos de ansiedad y chillidos de terror. Añade sendos fragmentos de la Sinfonía nº 8 (“inacabada”), de Schubert, y de la marcha nupcial de Mendelssohn. Ofrece, además, un corte de la canción “June in January”. La fotografía, de Sol Polito (“Robín de los bosques”, Curtiz, 1938), en B/N, se sirve de barridos de cámara que evitan juegos de plano/contraplano e incrementan el suspense, una cámara muy inquieta y diligente, ángulos insólitos y colores contrastados, oscuros y sombríos.
Bibliografía
Antonio José NAVARRO, “Voces de muerte”, ‘Dirigido por’, nº 319, págs. 37-38, enero 2003