Haz click aquí para copiar la URL
España España · Palma (Mallorca)
Voto de Miquel:
8
Drama Autobiografía de François Eugène Vidocq, legendario ladrón del siglo XVIII. Vidocq nació en una cárcel francesa en 1775 y llegó incluso a ser nombrado jefe de la policía de París, pero durante todo ese tiempo no dejó de ser un singular y elegante delincuente. (FILMAFFINITY)
25 de octubre de 2005
12 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tercera película americana de Douglas Sirk, rodada con un bajo presupuesto, pero con el apoyo técnico de profesionales europeos de gran valía emigrados a EEUU. Se inspira en la autobiografía de J. F. Vidocq.

La acción tiene lugar en París y alrededores, y en Marsella, entre 1775 y 1805. Narra las peripecias delictivas y amorosas de Vidocq, un bribón aventurero, elegante y seductor, que fascina con su palabrería y sus buenas formas. Imitador de Giacomo Casanova, se hace acompañar de Emile, antiguo compañero de celda. La película crea un clima lleno de sugerencias, sutilezas, simbolismos y analogías, próximo al de Ophüls y algo alejado de los cánones propios de Hollywood. La narración traspira ironía, causticidad, humor, alegría y crítica mordaz. Es memorable la escena en la que Loretta (Carole Landis), que canta y baila en un bar, realiza un número en el que su silueta se proyecta en sombra sobre una pantalla. Gestos, entonaciones de voz y mirada, trasmiten a Vidocq una invitación personal, que él aprovecha para robarle una hora de amor y un liguero con rubíes. Constituyen escenas singulares los 5 encuentros de Vidocq y Teresa de Pierremont (Signe Hasso), callada y angelical, que se ha enamorado de él al ver su imagen en la pintura de San Jorge: respiran un clima exquisito y lírico, poético y romantico. El amor de Teresa es tan grande que piensa que si él no se puede adaptar a ella (honradez), entonces ella deberá adaptarse a él. El autor utiliza recursos simbolistas como el extraño carrusel chino que rueda entre la orilla y las aguas de una pintoresca laguna. Allí Vidocq y Teresa se confiesan su amor y, también allí, San Jorge/Vidocq lucha con Emile (el modelo del dragón del cuadro de San Jorge) y le da muerte, tratando de desembarazarse, tal vez, del dragón que lleva oculto en su alma. La película es, también, la historia de las segundas oportunidades que da la vida.

La música, a cargo de Hanns Eisler, autor del himno nacional de la antigua RDA y autor con Adorno de un estudio sobre la música en el cine, aporta elementos festivos y sugerentes de gran nivel. La fotografía, que es obra de Eugene Shüfftan, acreditado como supervisor por razones sindicales, hace uso de una cámara muy versátil, que ofrece magníficos encuadres oblícuos, primeros planos magistrales, sombras grandiosas y reflejos sorprendentes. La interpretación de Sanders es, posiblemente, la mejor de su carrera. Actor fetiche de Sirk, despliega con brillantez un tono de suave elegancia, buenas maneras, aire seductor y espíritu cáustico. El resto de actores y actrices trabajan de modo excelente. Los decorados y el vestuario están muy bien resueltos. El guión define bien los personajes y aporta diálogos muy ricos en matices. La dirección crea una obra excelente y deliciosa, la preferida del propio autor.

Una de las mejores películas de Sirk, una joya cinematográfica vara ver y saborear sin prisas.
Miquel
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow