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España España · Palma (Mallorca)
Voto de Miquel:
7
Western Año 1870. Matt Fletcher (Marlon Brando) es un solitario cazador de búfalos que regresa a su pueblo, en la frontera de Río Grande, con un semental appaloosa. Su intención es dejar su vida nómada, asentarse y dedicarse a la cría de caballos. Por ello cuando un bandido mexicano, Chuy Medina (John Saxon), le roba el caballo, Matt hace todo lo posible para intentar recuperarlo. (FILMAFFINITY)
11 de enero de 2008
18 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Film realizado por el canadiense Sidney J. Furie ("Ipcress", 1965). El guión, de James Bridges y Roland Kibbee, se basa en la novela "The Appaloosa" (1963), de Robert MacLeod. Se rueda en color y technoscope, en exteriores y en los platós de Universal Studios. Producido por Alan Miller, se estrena el 14-IX-1966 (NYC).

La acción tiene lugar en Ojo Prieto (Texas) y varios lugares de Sonora (Méjico), en la década de los años 70 del s. XIX. Matt "Mateo" Fletcher (Brando), natural de Ojo Prieto, criado en una granja de Sonora, veterano del bando confederado de la Guerra de Secesión, regresa a su tierra natal para establecerse como criador de caballos.

La película combina los géneros de western, aventuras y ladrones. Explora los sentimientos profundos que el ser humano asocia a sus sueños y ambiciones, por los que es capaz de luchar realizando esfuerzos y asumiendo riesgos muy grandes. La codicia, el poder, el amor, el resentimiento, la venganza, el fanatismo y otros factores, son capaces de movilizar en el ser humano respuestas que tensan todas sus energías psicológicas, físicas y emocionales. En pocas ocasiones se ha tratado la relación entre sueño o proyecto con la movilización de respuestas apasionadas y enérgicas. Ante los estímulos exteriores, la persona humana tiende a generar respuestas que reproducen la percepción subjetiva del nivel de peligro, amenaza o riesgo. Esta percepción puede verse alterada por circustancias diversas: falta de información, información errónea, prejuicios, falsos supuestos, obsesiones, etc. Más allá del relato, el film desarrolla un inusual y seductor análisis de la condición humana y de su complejidad. Se inspira en Sergio Leone, John Ford y Howard Hawks. El ritmo narrativo es pausado y la narración traspira un tono histriónico y manierista. Las interpretaciones son notables, en especial la de Brando. El realizador despliega en la obra un estilo denso, barroco y personal, que reitera en su film posterior ("Atrapado", 1967). El fracaso comercial de los dos films, le obliga a buscar nuevas formas y nuevos caminos, dentro y fuera del "western".

La música, de Frank Skinner ("Horizontes lejanos", A. Mann, 1952), aporta una hermosa partitura instrumental de aires criollos, que acompaña la acción con pasajes festivos, intimistas, fúnebres (contabajos), de suspense y otros, con un tema central alegre y pegadizo. La fotografía, de Russell Metty ("Espartaco", Kubrik, 1960), crea una atmósfera de congfianza e intimidad entre los personajes, en especial entre Mateo y Trini (Anjanette Comer), y el público, que se refuerza con primerísimos planos de rostros, encuadres de proximidad, escenarios escasamente iluminados, potentes contraluces, figuras aisladas y confesiones sinceras. Ofrece planos de magníficos paisajes. "Western" singular, correcto e interesante.
Miquel
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