Película dirigida con maestría por el siempre correcto John Farrow, padre de Mia Farrow. Las dificultades de la narración de una persecución en el mar de un maltrecho barco mercante alemán por parte de un acorazado rápido de la marina británica son superadas con éxito por un director hábil que cuenta con la ayuda de un guión bien construído, que utiliza recursos numerosos y diversos; con el apoyo de una fotografía correctísima, realzada por una cámara que sabe combinar encuadres estáticos (frecuentes en la película) con movimientos suaves, lentos y bien milimetrados; y con el valor añadido de la vistosidad de unos colores vivos e intensos. La interpretación de los dos protagonistas destaca por su calidad dramática: John Wayne interpreta el papel de capitán Ehrlich con mesura, versatilidad y acierto, mientras Lana Turner sabe aportar al personaje de Elsa las dosis de sensualidad, coraje e independencia que dan origen a un romance difícil, pero resuelto con verosimilitud. La película aporta una combinación de aventura, tensión, intriga y romance que la convierte en una obra interesante, que se ve con agrado.