Largometraje nº 17 de Roger Corman. Escrito por Lawrence L. Goldman, a partir de un argumento de Irving Block, se rueda, en B/N, en exteriores de LA (Bronson Canyon e Inverson Ranch), Malibú y Santa Mónica y en los ZIV Studios (Santa Mónica, CA), con un presupuesto de serie B. Producido por Corman, se estrena en diciembre de 1957 (EEUU).

La acción tiene lugar en un lugar indeterminado de la costa escandinava, el Atlántico y la isla de los Grimolts, a lo largo de unos meses, en tiempos remotos. Un grupo de mujeres vikingas, lideradas por Desir (Abby Dalton), decide ir en busca de sus compañeros, que no han regresado de la última expedición y llevan tres años desaparecidos.

El film combina los géneros de aventuras, acción, fantástico, Sci-Fi, horror y serie B. Forma partre de las producciones realizadas por Corman con un presupuesto de unos 50 mil dólares y un rodaje de 5/6 días, que en este caso se extiende a 10 por problemas técnicos de los efectos visuales. El guión se presenta más elaborado que en otros films de la serie, los lances de la acción son numerosos y el ritmo narrativo es intenso y sostenido. Las heroínas se enfrentan a dificultades muy diversas (tiburón, tormenta...), que ponen a prueba su capacidad de resistencia y habilidad. Se incluyen sacrificios humanos, duelos a espada, luchas con animales salvajes, persecuciones a caballo y a pie, huidas por tierra y por mar, pruebas de fuerza, etc. El monstruo marino, llamado Vórtex, aporta tensión, miedo y horror. La obra incorpora algunos fallos de guión: no hay niños, ni ancianos, ni enfermos. Sólo hay jóvenes fuertes. No se explica la presencia de un único muchacho (Jonathan Haze) en el grupo de chicas. No se explican otros extremos capitales. El film incorpora un tropel de anacronismos: el casco del barco, torneado y estilizado, es el de un velero moderno, los actores usan botas de cuero, zapatos de fábrica, clacetines y, en algún caso, gafas de sol, se sirven de plásticos, etc. Los caracteres se definen con rasgos simplistas y exagerados: los buenos son robustos, altos, rubios y valientes; los cobardes son enclenques y enfermizos; los desleales y traídores son bajos y feos, etc. Pese a las apariencias, el fondo del film es machista: se hace uso de la comicidad de la inversión de estereotipos. Apuesta por una mujer desenvuelta, decidida y correosa, en coherencia con los anhelos del público adolescente femenino del momento. Guarda algunas semejanzas con "Los vikingos" (1958), de Fleischer. El título original es insólitamente largo, porque no se encontró una solución breve satisfactoria.

La música, de Albert Glasser, aporta marchas y fanfarrias que se combinan bien con la acción, pese a su falta de color y variedad. La fotografía, de Monroe P. Askins, se beneficia de unos exteriores naturales efectistas. El director exhibe su capacidad de sumar brevedad e intensidad. Película entretenida, con algunos méritos de realización, pensada para adolescentes.