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Voto de Miquel:
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Drama
Un grupo de alumnos deciden reunirse años después de acabar sus estudios. La presencia de Tom Lee sorprende a sus compañeros, porque siempre fue un chico solitario, tímido y retraído cuyos gustos se apartaban bastante de los de sus compañeros. La única persona con la que se sentía a gusto era Laura Reynolds, la mujer del profesor de deportes y ama de llaves de la residencia donde Tom se alojaba. (FILMAFFINITY)
17 de octubre de 2009
24 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
Drama intimista de Vincente Minelli (1903-86). El guión, de Robert Anderson, adapta su obra de teatro “Tea and Sympathy” (1953), de gran éxito en Broadway. Se rueda en escenarios naturales de CA y en los platós de MGM Studios (Culver City, CA). Producido por Pandro S. Berman para MGM, se estrena el 27-IX-1956 (NYC).
La acción dramática tiene lugar en Nueva Inglaterra, en el exclusivo Colegio Chilton, un internado privado para muchachos estudiantes de bachillerato. Narrada en un largo flashback, el presente narrativo se sitúa en 1956 y el presente del flashback en 1946, después de la IIGM. Laura Reynolds (Kerr), esposa del director del centro y profesor de deportes, Bill Reynold (Erikson), hace las funciones de ama de llaves o gobernanta del centro. Siente especial simpatía por el alumno Tom Robinson Lee (Kerr), de 17 años, porque le recuerda a su primer marido, que murió en la IIGM. Tom es retraído, introvertido, aficionado a la poesía y la jardinería, sensible e inseguro. Laura es refinada, discreta y afectuosa. Herb (Andrews), padre de Tom, es viudo, convencional y estúpido.
El film suma drama, crítica social y homofobia. Explora con agudo sentido crítico los estereotipos perversos de la sociedad americana de posguerra y los prejuicios que mantiene en relación a lo que es masculino y lo que es femenino. Los cambios de valores en relación a las tareas propias de la mujer y los cambios esenciales de su comportamiento que se operan durante la guerra, cuando la mujer sustituye en sus tareas a los hombres movilizados, provocan tras la finalización del conflicto bélico un movimiento de reacción que se manifiesta ampliamente, si bien con niveles variables de encono e intolerancia. Exaltan la superioridad e importancia de las virtudes que se postulan como propias del varón: ostentación y uso/abuso de la fuerza bruta, práctica de deportes atléticos (fútbol), afición a las borracheras, ausencia de manifestaciones sensibles y compasivas, conductas descaradamente machistas, desprecio de las virtudes consideradas femeninas, marginación y exclusión social de los varones sospechosos de homosexualidad, de los aficionados a tareas tachadas de impropias del varón (lectura, cocina, decoración de interiores, jardinería...) y de los dotados de rasgos de personalidad no viril (sensibilidad, amabilidad, tolerancia, comprensión...).
La arbitrariedad de los rebrotes machistas de la posguerra se pone de manifiesto en base a las contradicciones internas de algunos de sus postulados básicos (desprecio de la mujer e imperativo de matrimonios jóvenes: de 18 a 20 años para la mujer y de 20 a 22 años para el hombre), la asociación de signos externos masculinos con transgresiones sociales de aparente rechazo general (sexo prematrimonial, extramarital, de pago...), la novedad de algunos de sus principios (burla de lo femenino), la sinrazón de algunas propuestas (superioridad de la fuerza bruta sobre la habilidad y la inteligencia), etc.
La acción dramática tiene lugar en Nueva Inglaterra, en el exclusivo Colegio Chilton, un internado privado para muchachos estudiantes de bachillerato. Narrada en un largo flashback, el presente narrativo se sitúa en 1956 y el presente del flashback en 1946, después de la IIGM. Laura Reynolds (Kerr), esposa del director del centro y profesor de deportes, Bill Reynold (Erikson), hace las funciones de ama de llaves o gobernanta del centro. Siente especial simpatía por el alumno Tom Robinson Lee (Kerr), de 17 años, porque le recuerda a su primer marido, que murió en la IIGM. Tom es retraído, introvertido, aficionado a la poesía y la jardinería, sensible e inseguro. Laura es refinada, discreta y afectuosa. Herb (Andrews), padre de Tom, es viudo, convencional y estúpido.
El film suma drama, crítica social y homofobia. Explora con agudo sentido crítico los estereotipos perversos de la sociedad americana de posguerra y los prejuicios que mantiene en relación a lo que es masculino y lo que es femenino. Los cambios de valores en relación a las tareas propias de la mujer y los cambios esenciales de su comportamiento que se operan durante la guerra, cuando la mujer sustituye en sus tareas a los hombres movilizados, provocan tras la finalización del conflicto bélico un movimiento de reacción que se manifiesta ampliamente, si bien con niveles variables de encono e intolerancia. Exaltan la superioridad e importancia de las virtudes que se postulan como propias del varón: ostentación y uso/abuso de la fuerza bruta, práctica de deportes atléticos (fútbol), afición a las borracheras, ausencia de manifestaciones sensibles y compasivas, conductas descaradamente machistas, desprecio de las virtudes consideradas femeninas, marginación y exclusión social de los varones sospechosos de homosexualidad, de los aficionados a tareas tachadas de impropias del varón (lectura, cocina, decoración de interiores, jardinería...) y de los dotados de rasgos de personalidad no viril (sensibilidad, amabilidad, tolerancia, comprensión...).
La arbitrariedad de los rebrotes machistas de la posguerra se pone de manifiesto en base a las contradicciones internas de algunos de sus postulados básicos (desprecio de la mujer e imperativo de matrimonios jóvenes: de 18 a 20 años para la mujer y de 20 a 22 años para el hombre), la asociación de signos externos masculinos con transgresiones sociales de aparente rechazo general (sexo prematrimonial, extramarital, de pago...), la novedad de algunos de sus principios (burla de lo femenino), la sinrazón de algunas propuestas (superioridad de la fuerza bruta sobre la habilidad y la inteligencia), etc.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
La homofobia, el acoso de los varones considerados poco viriles, la definición absurda de grados de masculinidad y otros extremos, pueden dar lugar a situaciones injustamente dramáticas, sobre todo entre jóvenes que se hallan inmersos por razones de edad en la etapa de descubrimiento de la propia sexualidad y de progresiva afirmación de la misma. Minnelli trata el tema con su singular habilidad, su capacidad de rodear los relatos de una magia especial, su magnífica paleta de colores y su creación de situaciones de alta y seductora intensidad dramática.
La acción se desarrolla en tres frentes a la vez: la relación de Tom con sus compañeros, con su padre y con Laura, la única persona capaz de comprenderle y ayudarle. Minelli realiza su trabajo con manifiesta intención de denunciar y romper los estereotipos de una sociedad americana en fase de cambio y por ello con problemas de confusión e inseguridad, especialmente los asociados a los cambios de los roles de la mujer. Trata de explicar el absurdo de los prejuicios, la intolerancia, las ideas fijas y la ausencia de juicio crítico. Condena con furia no disimulada la marginación de los que se consideran diferentes. Denuncia la fragilidad de los que hacen ostentación de fuerza y virilidad y la ambigüedad sexual de los que más presumen de masculinidad. Diferencia con acierto la sexualidad animal de la sexualidad humana, más compleja y mucho más profunda y satisfactoria.
La censura que no había tomado en consideración la obra de teatro, interviene en el film e impone extremos tan irritantes como la desgracia de la mujer adúltera. Por su cuenta el realizador añade el castigo del hombre machista, al que condena a la soledad y al abandono.
En el marco de una interpretación deslumbrante de Deborah Kerr y correcta de John Kerr (ninguna relación familiar entre ambos), resulta memorable la escena del encuentro de Laura y Tom en la noche, bajo la copa de un árbol centenario, en una ambiente de luz imposible, en un escenario decorado con evocaciones fálicas (afirmación de la masculinidad de Tom) y la emoción sugerida de un orgasmo humano, suma de intimidad, amor, respeto, ternura, afecto y sexo.
La banda sonora, de Adolph Deutsch (“El apartamento”, Wilder, 1960), compone una partitura dramática, con el tema de amor como leitmotiv, interpretado por un conjunto de cuerdas con predominio melódico de violines. Destacan los cortes descriptivos, como “Laura”, “Tom”, “Ellie”, etc. Añade como música adaptada la canción “The Joys of Love”, basada en “Plaisir d’amour”. La fotografía, de John Alton (“Un americano en París”, Minnelli, 1951), crea ambientes oníricos, se sirve de iluminaciones irreales, muestra preferencia por los colores fríos (azules, verdes...), mueve la cámara con precisión y suavidad y crea secuencias de planos emotivos, ricos en elegantes elipsis. La película mantiene su vigencia e interés.
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Bibliografia
Hilario J. RODRIGUEZ, “Te y simpatía”, “Notorious ed., 32 págs. Madrid 2009.
La acción se desarrolla en tres frentes a la vez: la relación de Tom con sus compañeros, con su padre y con Laura, la única persona capaz de comprenderle y ayudarle. Minelli realiza su trabajo con manifiesta intención de denunciar y romper los estereotipos de una sociedad americana en fase de cambio y por ello con problemas de confusión e inseguridad, especialmente los asociados a los cambios de los roles de la mujer. Trata de explicar el absurdo de los prejuicios, la intolerancia, las ideas fijas y la ausencia de juicio crítico. Condena con furia no disimulada la marginación de los que se consideran diferentes. Denuncia la fragilidad de los que hacen ostentación de fuerza y virilidad y la ambigüedad sexual de los que más presumen de masculinidad. Diferencia con acierto la sexualidad animal de la sexualidad humana, más compleja y mucho más profunda y satisfactoria.
La censura que no había tomado en consideración la obra de teatro, interviene en el film e impone extremos tan irritantes como la desgracia de la mujer adúltera. Por su cuenta el realizador añade el castigo del hombre machista, al que condena a la soledad y al abandono.
En el marco de una interpretación deslumbrante de Deborah Kerr y correcta de John Kerr (ninguna relación familiar entre ambos), resulta memorable la escena del encuentro de Laura y Tom en la noche, bajo la copa de un árbol centenario, en una ambiente de luz imposible, en un escenario decorado con evocaciones fálicas (afirmación de la masculinidad de Tom) y la emoción sugerida de un orgasmo humano, suma de intimidad, amor, respeto, ternura, afecto y sexo.
La banda sonora, de Adolph Deutsch (“El apartamento”, Wilder, 1960), compone una partitura dramática, con el tema de amor como leitmotiv, interpretado por un conjunto de cuerdas con predominio melódico de violines. Destacan los cortes descriptivos, como “Laura”, “Tom”, “Ellie”, etc. Añade como música adaptada la canción “The Joys of Love”, basada en “Plaisir d’amour”. La fotografía, de John Alton (“Un americano en París”, Minnelli, 1951), crea ambientes oníricos, se sirve de iluminaciones irreales, muestra preferencia por los colores fríos (azules, verdes...), mueve la cámara con precisión y suavidad y crea secuencias de planos emotivos, ricos en elegantes elipsis. La película mantiene su vigencia e interés.
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Bibliografia
Hilario J. RODRIGUEZ, “Te y simpatía”, “Notorious ed., 32 págs. Madrid 2009.