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Drama
Cuando Holly Parker, una modesta dependienta de San Francisco, decide contraer matrimonio con Clyton Anderson no se podía imaginar la vida que le esperaba. Clayton, un magnate de buena familia con aspiraciones políticas, establece el hogar familiar en una mansión de Connecticut donde son recibidos por la madre de Clayton, una mujer dominante que vivirá con ellos incluso después del nacimiento de su hijo Clay. Las imposiciones de la ... [+]
5 de junio de 2010
29 de 31 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es el film más relevante del realizador y productor David Lowell Rich (NYC, 1923). El guión, de Jean Holloway, adapta la obra de teatro “Madame X” (1908), del dramaturgo y novelista francés Alexandre Bisson (1848-1912). Se rueda en la mansión Anderson de L.A., que pocos años después se convierte en la Mansión Playboy y en los platós de Universal Studios (Universal City, CA). Producido por Ross Hunter (“Imitación a la vida”, Sirk, 1959) para Universal, se proyecta por primera vez en público el 25-II-1966 (Festival de Berlín).
La acción dramática tiene lugar en el condado de Fairfield (Connecticut), Suiza, Suecia, Méjico y NYC, a lo largo de 24 años, comprendidos entre 1931 y 1955, según se desprende de la fecha del talón bancario que se muestra dos veces en pantalla. Holly Parker (Turner), modesta dependienta de unos almacenes de San Francisco, se casa, tras breve noviazgo, con Clayton “Clay” Anderson (Forsythe), heredero de una familia de la aristocracia de Connecticut. Se instalan en la mansión familiar gobernada por Estelle (Bennett), madre de Clay. Las diferencias entre las dos mujeres desencadenan un dramático proceso de desventuras. A lo largo de su vida, Holly se relaciona, entre otros, con Phil Benton (Montalbán), un afamado pianista (Dreelen) y el ventajista Dan Sullivan (Meredith). Ella es sencilla, sincera, cariñosa, cautelosa y frágil. Estelle es dominante, entrometida, manipuladora y malvada. Clay, con aspiraciones políticas, se ve obligado a viajar mucho y a ausentarse de su casa con frecuencia a raíz de su creciente compromiso con la Secretaría de Estado, tras la victoria en las elecciones presidenciales de noviembre de 1932 del demócrata Franklin D. Roosevelt.
El film suma drama, melodrama y análisis social. Ross Hunter, meticuloso productor, que ya había colaborado en dos ocasiones con Lana Turner, deseaba poner la dirección de la cinta en manos de Douglas Sirk, que por entonces había regresado a Europa y se hallaba ocupado en un importante proyecto teatral. Ante la negativa de éste, encarga la dirección a un acreditado realizador especializado en televisión. La narración de los hechos luce contención y sobriedad. La pulsación de los sentimientos humanos abarca un amplio espectro de pasiones y frustraciones. Se explican lances de amor, afecto, ternura, cariño, resignación, sacrificio y, también, de odio, envidia, desprecio, dominación y afanes de destrucción.
La moderación del discurso se basa en una importante aportación de sugerencias, indicaciones disimuladas, expresiones gestuales y un apoyo imaginativo y eficaz de recursos de iluminación, color y música. No sólo se dicen muchas cosas sin palabras sobre sentimientos y reacciones personales, sino también sobre la identificación de los lugares de la acción y la definición de sus caracteres singulares.
La acción dramática tiene lugar en el condado de Fairfield (Connecticut), Suiza, Suecia, Méjico y NYC, a lo largo de 24 años, comprendidos entre 1931 y 1955, según se desprende de la fecha del talón bancario que se muestra dos veces en pantalla. Holly Parker (Turner), modesta dependienta de unos almacenes de San Francisco, se casa, tras breve noviazgo, con Clayton “Clay” Anderson (Forsythe), heredero de una familia de la aristocracia de Connecticut. Se instalan en la mansión familiar gobernada por Estelle (Bennett), madre de Clay. Las diferencias entre las dos mujeres desencadenan un dramático proceso de desventuras. A lo largo de su vida, Holly se relaciona, entre otros, con Phil Benton (Montalbán), un afamado pianista (Dreelen) y el ventajista Dan Sullivan (Meredith). Ella es sencilla, sincera, cariñosa, cautelosa y frágil. Estelle es dominante, entrometida, manipuladora y malvada. Clay, con aspiraciones políticas, se ve obligado a viajar mucho y a ausentarse de su casa con frecuencia a raíz de su creciente compromiso con la Secretaría de Estado, tras la victoria en las elecciones presidenciales de noviembre de 1932 del demócrata Franklin D. Roosevelt.
El film suma drama, melodrama y análisis social. Ross Hunter, meticuloso productor, que ya había colaborado en dos ocasiones con Lana Turner, deseaba poner la dirección de la cinta en manos de Douglas Sirk, que por entonces había regresado a Europa y se hallaba ocupado en un importante proyecto teatral. Ante la negativa de éste, encarga la dirección a un acreditado realizador especializado en televisión. La narración de los hechos luce contención y sobriedad. La pulsación de los sentimientos humanos abarca un amplio espectro de pasiones y frustraciones. Se explican lances de amor, afecto, ternura, cariño, resignación, sacrificio y, también, de odio, envidia, desprecio, dominación y afanes de destrucción.
La moderación del discurso se basa en una importante aportación de sugerencias, indicaciones disimuladas, expresiones gestuales y un apoyo imaginativo y eficaz de recursos de iluminación, color y música. No sólo se dicen muchas cosas sin palabras sobre sentimientos y reacciones personales, sino también sobre la identificación de los lugares de la acción y la definición de sus caracteres singulares.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Los acontecimientos del relato y sus relaciones con los sucesos exteriores generales, se presentan insinuados con ligereza y escaso relieve. La neutralidad de Suiza y Suecia explican que Holly/Elizabeth fije en ellos su residencia, evitando la proximidad de los escenarios de guerra. El desarrollo de ésta y sus secuelas le aconsejan abandonar Europa y trasladarse a Méjico. Pese al tono de moderación y sobriedad, el film contiene algunas escenas rápidas en las que estalla la desesperación y el desgarro. Pasolini se inspira en la más destacada para componer la escena en la que se exterioriza la desesperación de Renata Moar en “Salò” (1975). Prácticamente dice las mismas palabras que Madame X: Pasolini desea que sea evidente la relación entre ambas secuencias.
La crítica especializada considera en general que esta obra es el último gran melodrama de estilo clásico producido en Hollywood. Entre sus virtudes cuenta con una ambientación de riqueza, poder y glamour aristocrático bien lograda y explicada en términos comprensibles para el espectador. La llegada de la pareja de recién casados a la mansión de Fairfield se expone mediante lentas y solemnes evoluciones de un turismo negro que recorre una carretera sinuosa, de propiedad privada, rodeada de un jardín espléndido, mientras la banda sonora ofrece un corte grandilocuente y fastuoso. Las interpretaciones de Lana Turner y del elenco actoral son adecuadas y convincentes. Se considera que el trabajo de la actriz en esta ocasión es posiblemente el mejor de su carrera. Keir Dullea, el joven abogado defensor, alcanza la fama en “2001: una odisea del espacio” (1968). La crítica social se focaliza en las clases aristocráticas, sus prejuicios, ambiciones a toda costa, afanes de dominación, mezquindad y pasividad.
La banda sonora, de Frank Skinner (”Imitación a la vida”), aporta composiciones orquestales de excelente factura y gran colorido. Como música añadida adapta música culta y popular de Suecia y música popular de Méjico, Suiza y Nueva York. Son destacados los retratos sonoros de Suiza, Méjico, Nueva York y, sobre todo, de Suecia. En este caso sorprende y emociona la melodía de la “Rapsodia nº 1, opus 19”, del compositor sueco Hugo Alfvén (1878-1960), que se ofrece en infrecuente versión para piano solo. La pieza, por extensión, explica la atmósfera que respira la protagonista a lo largo de un tiempo feliz. La fotografía, de Russell Metty (“Imitación a la vida”), crea composiciones de gran elegancia y cuidada sobriedad. Asocia el cromatismo y la iluminación a significados concretos.
Referencias
- Guillermo BALMORI, “La mujer x”, ‘El melodrama’, pág. 434-439, Notorious ed., Madrid 2009 (2ª edición).
- Dennis SCHWARTZ, “Madame X”, ‘Ozu’s World’, sover.net, 19-VI-2006.
La crítica especializada considera en general que esta obra es el último gran melodrama de estilo clásico producido en Hollywood. Entre sus virtudes cuenta con una ambientación de riqueza, poder y glamour aristocrático bien lograda y explicada en términos comprensibles para el espectador. La llegada de la pareja de recién casados a la mansión de Fairfield se expone mediante lentas y solemnes evoluciones de un turismo negro que recorre una carretera sinuosa, de propiedad privada, rodeada de un jardín espléndido, mientras la banda sonora ofrece un corte grandilocuente y fastuoso. Las interpretaciones de Lana Turner y del elenco actoral son adecuadas y convincentes. Se considera que el trabajo de la actriz en esta ocasión es posiblemente el mejor de su carrera. Keir Dullea, el joven abogado defensor, alcanza la fama en “2001: una odisea del espacio” (1968). La crítica social se focaliza en las clases aristocráticas, sus prejuicios, ambiciones a toda costa, afanes de dominación, mezquindad y pasividad.
La banda sonora, de Frank Skinner (”Imitación a la vida”), aporta composiciones orquestales de excelente factura y gran colorido. Como música añadida adapta música culta y popular de Suecia y música popular de Méjico, Suiza y Nueva York. Son destacados los retratos sonoros de Suiza, Méjico, Nueva York y, sobre todo, de Suecia. En este caso sorprende y emociona la melodía de la “Rapsodia nº 1, opus 19”, del compositor sueco Hugo Alfvén (1878-1960), que se ofrece en infrecuente versión para piano solo. La pieza, por extensión, explica la atmósfera que respira la protagonista a lo largo de un tiempo feliz. La fotografía, de Russell Metty (“Imitación a la vida”), crea composiciones de gran elegancia y cuidada sobriedad. Asocia el cromatismo y la iluminación a significados concretos.
Referencias
- Guillermo BALMORI, “La mujer x”, ‘El melodrama’, pág. 434-439, Notorious ed., Madrid 2009 (2ª edición).
- Dennis SCHWARTZ, “Madame X”, ‘Ozu’s World’, sover.net, 19-VI-2006.