Tal vez sea porque fue la protagonista de una de las primeras series que vi en mi vida, The O.C, que me de pena ver que la carrera de Mischa Barton desde que se fuera de la serie se convirtiera en una sucesión de bodrios inmirables, donde solo usan su nombre que ya cada día tiene menos relevancia, para darle algún tipo de publicidad a películas que de no aparecer ella en el póster pasarían todavía más desapercibidas. Acá ni siquiera es la protagonista, si bien su personaje al final se revela trascendental para la trama, se pasa toda la película apareciendo cada tanto y solo hablando por teléfono o con una amiga sobre la desaparición de su marido.
El hecho de que dedicará tanto a hablar de Barton y no de la historia o la película, es porque ésta no vale nada, es teatral en el peor de los sentidos, barata, aburrida, con malos interpretes y una trama absurda, que intenta ser retorcida y solo consigue ser risible. Los golpes bajos que tiene son patéticos, igual que sus giros que se ven venir a la distancia.